El gobierno de Bolivia anunció este domingo una fuerte subida de los precios de los combustibles, con incrementos de hasta el 82% en el caso del diesel, que ha sido respondida con una convocatoria de huelga indefinida por el principal sindicato de transporte.
El vicepresidente, Álvaro García Linera, que ejerce la presidencia interina por el viaje de Evo Morales a Venezuela, dijo que su gobierno no podía seguir subsidiando las importaciones de combustible debido al contrabando de carburante a los países vecinos.
Los precios de los combustibles habían estado congelados durante seis años y la factura que el gobierno de La Paz paga para ofrecerlos a los bolivianos a precios mucho menores a los del mercado internacional ascendió este año a US$380 millones.
El valor de los carburantes bolivianos que se comercian de forma ilegal en Perú, Brasil, Chile y Argentina es de US$150 millones, lo que el vicepresidente calificó como una "vena abierta en los bolivianos que alimenta a los extranjeros".
Dura prueba para Evo
El gobierno ha prometido compensar el impacto de esta subida con un aumento de los salarios de los empleados públicos.
Sin embargo, el periodista de la BBC James Read dijo que este súbito acatamiento de los principios del libre mercado será una dura prueba del apoyo al gobierno de izquierdas de Evo Morales.
La medida fue recibida con acritud por el sindicato de transporte, que convocó una huelga indefinida, y dirigentes opositores la han calificado como "gasolinazo brutal" y "cirugía sin anestesia".
Miles de bolivianos hicieron largas filas en las gasolineras, que comenzaron a cobrar de inmediato el nuevo coste de los combustibles.
El coste del litro de gasolina sube de US$0,53 a US$0,91 centavos (un 72%), el de la gasolina premium de US$0,68 centavos a US$1 (un 57%) y el del diésel de US$0,52 a US$0,96 centavos (un 82%).
El alza del combustible no afecta a los precios del gas natural exportado por el país.
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