Méndez: El camino del modelo económico del Gobierno es arbitrario porque sigue vertientes contradictorias, afirma el experto.
El incremento de precios de los carburantes en la proporción anunciada ayer “es la medida del ala más dura del neoliberalismo. Yo la llamaría una medida de shock neoliberal y revolucionaria”, expresó el ex presidente del Banco Central de Bolivia (BCB) Armando Méndez, aún con la sorpresa reflejada por los alcances del ajuste presentado ayer.
La semana pasada, Morales fue consultado sobre un gasolinazo, pero su cautela se puso en contraste con la impresión que tenía anoche.
El camino elegido para aplicar un incremento de precios, hasta del 72,9 por ciento para la gasolina y del 82,7 por ciento para el diésel, es complicado y no se ajusta a un Gobierno que no confiaba en medidas basadas en precios y el movimiento del mercado, expresó.
Recuerda que en diciembre de 2003 el presidente Carlos Mesa aplicó un incremento del 10 por ciento en el precio de la gasolina, pero la magnitud del ajuste del Gobierno de Evo Morales señala un futuro incierto porque “no se puede saber lo que puede pasar mañana”, comentó.
Examinó los primeros efectos y concluyó que el comercio acudió a la medida inmediata de cerrar sus puertas porque requiere hacer un ajuste de precios en función de los cambios registrados en los carburantes.
En cuanto a la corriente de pensamiento que incorpora este tipo de disposiciones, Méndez la asimila como la “típica medida para eliminar distorsiones de precios. En Bolivia, la gasolina y el diésel eran los únicos productos con precios congelados, mientras el resto había subido en promedio un 30 por ciento”, agregó.
Desde la óptica del analista, el Gobierno concluyó que el contrabando no se combate con las Fuerzas Armadas controlando las fronteras y por ello adopta un mecanismo de elevación de precios. “Es una medida típicamente neoliberal que cualquier economista que confía en el mercado ha de sugerir”, señaló Méndez. La gestión del presidente Evo Morales está mezclando corrientes contrapuestas: aplica medidas de mercado pero prohíbe exportaciones y fija precios. “Hay un híbrido económico donde se emplea el control de precios, que antes ha fracasado”, recuerda.
Gobierno destinó $us 950 millones para carburantes
Las importaciones de gasolina, diésel y gas licuado de petróleo movieron 470 millones de dólares entre enero y octubre de 2010, y esa cifra se sumó a la subvención estatal de 380 millones de dólares, con lo cual el total de recursos estatales alcanzó los 850 millones de dólares, según el análisis del experto en comercio internacional Julio Alvarado. Las importaciones de los primeros diez meses del año superaron al total registrado en 2009, aun cuando falta conocer el volumen de los meses de noviembre y diciembre.
Alvarado afirma que el contrabando de carburantes a países vecinos alcanzó los cien millones de dólares, mientras que el vicepresidente Álvaro García explicó ayer que ese dato asciende a 150 millones de dólares.
El analista concluye que el Estado empleó recursos fiscales por 950 millones de dólares para comprar gasolina y diésel del exterior, además de subvencionar el producto para los consumidores internos, aunque por efecto del contrabando las ventajas también terminaron beneficiando a quienes lo compraron fuera de las fronteras.
Alvarado es partícipe de la aplicación de precios reales y en mayo pasado se anticipó en alertar que la continuidad del gasto fiscal en carburantes podría generar un déficit fiscal en las finanzas públicas. Cuestiona la poca capacidad del Gobierno para controlar las fronteras y señala como ejemplo que entre enero y noviembre de 2010 las incautaciones de diésel, gasolina y querosén sólo alcanzaron a 165.000 dólares, equivalentes a menos del 1 por ciento del volumen total del contrabando.
Señala como dato revelador que entre enero y octubre de 2010 Bolivia exportó 2.300 millones de dólares en gas natural, pero si se reduce de este monto el total de dinero usado para importar y subvencionar carburantes, sólo queda un saldo efectivo de 1.350 millones de dólares. Afirma que el momento es crítico para el sector hidrocarburífero por la falta de inversiones.
Opiniones
“Habrá un desorden de precios y los comerciantes subirán sus precios para defender su capital de trabajo. Un hombre dedicado al comercio debe reponer su mercadería y no puede vender a un precio que no le permita reponer el capital.
El efecto inmediato es el desorden de precios. En enero se conocerá una inflación anual alta porque los precios de los últimos días de diciembre reflejarán el impacto del alza de los carburantes. Se trata de una medida muy dura y difícil y hay que ver cómo la administran”.
"“La política del Gobierno en materia de precios de los hidrocarburos es errática. Operan bien cuando realizan minidevaluaciones con el bolsín, pero en el caso de la gasolina debió tomarse medidas hace cuatro años y no erogar 666 millones de dólares (en 2010) que representan un tercio de los ingresos por el gas natural. ¿Qué negocio hacemos? Carlos Mesa ajustó el precio de la gasolina aunque no tenía una fuerza de respaldo en el Parlamento, a diferencia del Gobierno actual. Ha sido mostrar que la nacionalización era un éxito y que derivado de ello iba a haber bonos para todos y que no iba a subir los precios de la gasolina”.
Francesco Zaratti / Experto en hidrocarburos
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