La independencia productiva en materia de hidrocarburos, la capacidad de industrializar el petróleo y el adiós a los gasolinazos periódicos estaban entre los objetivos de la nacionalización, pero cuatro años después las ideas de un grupo de políticos de izquierda se extinguen.
La nacionalización de los hidrocarburos decretada el 1 de mayo de 2006 por el presidente Evo Morales, que acompañado de tropas militares de élite tomó un campo petrolero de la brasileña Petrobras, perdió su rumbo y hoy acaricia su fracaso.
YPFB no produce la suficiente gasolina y diésel para la demanda interna, y el Estado debe importarlos a elevados costos, un factor que obligó al Gobierno izquierdista a elevar los precios de estos productos en niveles que sorprenden a la derecha más radical.
Los tres idearios fundamentales que interpretaban el referéndum del gas de julio de 2004 fueron ignorados, afirma el diputado del Movimiento Sin Miedo (MSM) Fabián Yaksic.
El parlamentario recuerda que, en mayo de 2006, Morales anunció la recuperación de las concesiones petroleras y la industrialización de los hidrocarburos y además prometió beneficiar a la ciudadanía con precios congelados del petróleo y sus derivados.
Pero el gasolinazo anunciado el domingo reciente representa una gran contradicción. Todo se vuelca, no se industrializa los hidrocarburos y el sentido de recuperación de la riqueza petrolera queda sólo como ideario y no termina en el desarrollo de una nueva matriz energética, explicó el congresista.
El ajuste de precios con una variable generada en la ortodoxia y de “manera brutal” obliga a reflexionar sobre el curso que sigue la estrategia de hidrocarburos, comenta este parlamentario, inquieto por el futuro del sector energético.
Observa contrariado el bloqueo del tránsito de la extracción de materias primas a la industrialización, el uso masivo del gas natural doméstico y en los vehículos del parque automotor.
Es necesaria una “reorientación consolidando el ideario colectivo para que no haga aguas la política hidrocarburífera”, expresó.
La expresión popular del referéndum del gas de 2004 se diluye seis años después
En julio de 2004, y tras la caída de Gonzalo Sánchez de Lozada en octubre de 2003, el sucesor en la silla presidencial, Carlos Mesa, fue virtualmente obligado a realizar el referéndum del gas, que encomendó la recuperación del petróleo, aceptó el canje de gas por mar con Chile y respaldó la industrialización para el desarrollo económico.
Las resoluciones de aquella consulta fueron asumidas como la base programática del Gobierno de Evo Morales, pero hoy están casi olvidadas.
Un total de 2,6 millones de ciudadanos, que representaron el 60 por ciento de 4,4 millones de electores registrados, se pronunciaron, por mayoría, por la derogatoria de la Ley de Hidrocarburos aprobada por Gonzalo Sánchez de Lozada.
Un mandato fundamental para la actuación futura de Evo Morales fue la recuperación de la propiedad de los hidrocarburos en boca de pozo y fortalecer la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).
Un total de 1,9 millones de votos señalaron su respaldo a la recuperación de la propiedad de los hidrocarburos, una cifra que representó el 92 por ciento de los votos válidos.
Al calor de la defensa de los recursos naturales, en la “guerra del gas”, en octubre de 2003, un porcentaje mayoritario expresó su respaldo al fortalecimiento de YPFB mediante las acciones que entonces tenían los bolivianos en las empresas capitalizadas, y la recuperación de un rol productivo de la estatal en la industria petrolera. Esta pregunta recibió aprobación de 1,7 millones de personas.
Muy polémica fue la aceptación del 55 por ciento de los electores (un millón de votos) que expresaron su apoyo a la propuesta de gas por mar.
En octubre de 2003, una revuelta popular rechazó la posibilidad de venta de gas natural a Chile, México y Estados Unidos y desató un sentimiento de defensa de los recursos naturales que fue empleado por Morales como vehículo para alcanzar el poder con amplio respaldo popular. Un 62 por ciento de electores apoyó la exportación de gas natural, pero también exigió la industrialización de gas en el país y la aplicación de mayores cargas impositivas a las petroleras extranjeras.
El Movimiento Al Socialismo (MAS), uno de los principales partidos de oposición a Mesa en 2004, impulsó una campaña contra el “uso del gas como recurso estratégico para el logro de una salida útil y soberana al océano Pacífico”.
Sin embargo, Morales, durante su Gobierno, creó los canales de comunicación más amplios con la diplomacia de Santiago de Chile hasta aproximarse a un acuerdo para obtener un enclave en el Pacífico.
El MAS, en función de opositor, también fue contrario a la exportación de gas natural, pero durante su gestión ha impulsado la ampliación de las ventas del energético a Brasil y este año consiguió ampliar un convenio de venta del combustible al mercado argentino.
El ideario incumplido
1.- Interpretar el sentido popular de recuperación de los recursos naturales para que sean administrados por el Estado, con alto grado de soberanía para que se transformen en la base de la refundación de la República. YPFB aún no produce por gestión directa y el único pozo exploratorio fue inaugurado la semana pasada.
2. Con la recuperación del petróleo y gas de manos de las empresas extranjeras debía proyectarse el salto de la política extractiva de recursos naturales a la fase de industrialización. Hasta hoy la única iniciativa estatal terminó en una estafa que involucra a la empresa Catler y la caída de un líder del MAS, el ex senador Santos Ramírez.
3. Los recursos recuperados de las petroleras debían beneficiar a la ciudadanía y por ello se descartaron los incrementos de precios y se congeló el precio del barril de petróleo en 27 dólares. La idea se esfumó con el gasolinazo del domingo reciente.
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