¿Está la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) utilizando el verano (hemisferio norte) para finalmente poner sus asuntos en orden?
Arabia Saudita, el líder de hecho de la OPEP, dijo la semana pasada que reduciría las exportaciones de petróleo en agosto a 6,6 millones de barriles día, el nivel más bajo en seis años, un millón de b/d menos con relación al mismo mes en 2016.
Los Emiratos Árabes Unidos (EAU) le siguieron rápidamente indicando que recortarían las asignaciones de petróleo a los clientes en un 10 por ciento en septiembre, lo cual significa una medida significativa dado que el país se ha tardado en reducir la producción en línea con el acuerdo de la OPEP para reducir los suministros.
Por primera vez en meses, al mercado parece gustarle lo que sucede. El precio del crudo Brent ha subido por encima de los 50 dólares por barril, y hay señales de que el mercado físico comienza a endurecerse durante los meses de verano, que son los de mayor demanda.
Los inventarios de petróleo crudo estadounidenses han caído en 26 millones de barriles desde fines de junio, conforme los automovilistas emprenden sus vacaciones y las importaciones disminuyen en relación con el mismo período el año pasado.
Incluso el aliado de la OPEP, Rusia (el mayor productor fuera del cartel) está sorprendiendo a los cínicos comerciantes de petróleo al implementar totalmente su parte de los 1,8 millones de b/d del acuerdo de suministro.
Es justo decir que ha sido un buen mes para la OPEP, con un alza de precios del 15 por ciento desde que alcanzó los mínimos de cerca de los 44 dólares por barril a fines de junio, cuando predominaron las quejas de que el cartel no había hecho lo suficiente para equilibrar el mercado del petróleo.
Ocasionando aún más optimismo entre los alcistas del crudo se halla el hecho de que Halliburton, el proveedor de servicios petroleros, dijo la semana pasada que había observado que los perforadores de esquisto estadounidenses habían desacelerado levemente sus operaciones después de que los precios cayeran a comienzos del verano.
Sin embargo, la industria del esquisto sigue siendo la mayor interrogante sobre si la OPEP podrá pronto declarar la victoria en su lucha por acabar con la superabundancia de petróleo de tres años, o si está disfrutando de una anómala racha positiva.
Las predicciones para el próximo año todavía indican que la OPEP pudiera enfrentar una larga lucha.
La Administración de Información Energética (EIA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos puede que haya recortado su proyección para la producción estadounidense a principios de julio debido a unos precios más bajos, pero aún anticipa que la producción de crudo estadounidense crezca en casi 600 mil b/d en 2018 para alcanzar un récord de 9,9 millones.
Eso por sí solo debería ser suficiente para satisfacer la mitad del aumento de la demanda mundial que se espera para el próximo año, con Estados Unidos bombeando más de uno de cada 10 barriles de crudo a nivel global.
Algunos analistas creen que el pronóstico de la EIA es relativamente conservador. En los resultados trimestrales de la semana pasada, los perforadores de esquisto aún estaban sonando optimistas.
John Hess, director ejecutivo de Hess Corp, declaró que esperaba que la producción de su compañía en la formación Bakken de Dakota del Norte aumentara 10 por ciento anualmente “en los próximos años”, y que sus operaciones aún generaran un significativo flujo de caja a los precios actuales.
Anadarko Petroleum anunció que es probable que pudiera perforar cada vez más pozos sin aumentar el número de plataformas en las que estaba operando a medida que se vuelve más eficiente. La compañía mantuvo su pronóstico de estar bombeando alrededor de 150 mil b/d de sus dos formaciones de esquisto para fin de año, un aumento de cerca de 40 mil desde mediados de año.
Los pronósticos de la OPEP prevén que la demanda de crudo caerá ligeramente el próximo año debido a un crecimiento más sólido fuera del cartel, impulsado principalmente por el esquisto, pero también por la adaptación de las petroleras de mayor envergadura a una era de precios más bajos. Las grandes petroleras actualmente están aprobando proyectos al ritmo más rápido desde que los precios comenzaran su declinación de por encima de los 100 dólares por barril en 2014, habiendo reducido los costos y habiéndose enfocado en sus mejores opciones.
Lo que queda por verse es si Arabia Saudita y sus aliados pueden mantener la disciplina más allá del verano. Es relativamente fácil para Riad reducir las exportaciones durante los meses más calurosos del año, ya que reorientan el crudo hacia su sistema eléctrico nacional, quemando petróleo para generar electricidad para satisfacer la demanda máxima de aire acondicionado.
Cuando ese factor disminuya en el otoño, no está claro si estarán dispuestos a mantener las exportaciones bajas en un intento por eliminar los superávits de inventario, incluso cuando las refinerías estén pensando en el mantenimiento posterior al verano.
La conclusión es que, aunque la OPEP se haya escapado de experimentar la más severa desesperación que acosara al cártel en junio, todavía queda mucho por hacerse. La semana pasada, el hecho de que Arabia Saudita y Rusia presionaran a otros miembros del acuerdo para asegurarse de que siguieran haciendo lo que les corresponde representó un reflejo de este temor.
Si la OPEP quiere otro mes de buenos resultados tendrá que continuar sus esfuerzos durante el otoño o correrá el riesgo de que los precios del crudo vuelvan a caer.
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