Dijo que este escenario puede ser posible en el marco de la aprobación de una nueva ley sectorial, que permita, además, abrir y consolidar mercados y generar inversión en exploración y explotación de hidrocarburos. Concretamente, propuso el ajuste de los precios internos del gas natural y los principales derivados del petróleo a su oportunidad internacional.
Explicó, que "durante los últimos ocho años la actividad exploratoria no fue suficiente para lograr incrementar la producción de petróleo, en particular, aquél útil para obtener diésel oil”.
REFORMAS
En ese ámbito, Medinacelli consideró también importante la corporativización de YPFB y la aplicación de un sistema tributario en las etapas de exploración y explotación flexible y progresivo, señaló en un documento titulado “Breve análisis del sector hidrocarburos en Bolivia”, que pone énfasis en el complejo petroquímico de amoniaco y urea, publicado en octubre pasado.
LICITACIONES
El experto señaló también que constituye un reto en el futuro inmediato la implantación de un sistema claro y transparente de licitación de áreas y nuevas condiciones de negociación con Brasil, porque aparecen con fuertes presiones para ajustar la fórmula de precios, cantidades de entregas más flexibles y estrategias de negociación con varias empresas, tanto públicas como privadas, en el Brasil.
PROYECTO DE UREA
En cuanto al complejo petroquímico de amoniaco y urea cuya planta habría costado al país $us 1.250 millones, sostuvo que en condiciones de precios bajos, los ingresos fiscales por la exportación de gas natural como materia prima, son mayores a los registrados con la planta de urea.
En este acápite, Medinacelli planteó también que las pérdidas por regalías de las regiones productores (por el descenso de la renta petrolera) podrían compensarse a través de una participación de éstas en las utilidades de un proyecto de industrialización, considerando que la Constitución permite este tipo de participación.
INGRESOS FISCALES
Dijo, asimismo, que los resultados económico - financieros del proyecto de industrialización de hidrocarburos con el proyecto de urea y amoniaco, “muestran que dichos emprendimientos no son necesariamente ventajosos para el país (en materia de ingresos fiscales) versus la alternativa de exportación del gas natural como materia prima.
En este sentido, es necesario desmitificar el hecho de que todo proyecto de industrialización del gas natural es inherentemente bueno en materia de ingresos para el Estado boliviano, advirtió el documento divulgado por Medinacelli, mediante su blog en internet.
EXPLORACIÓN.
Como contexto de las propuestas presentadas, el autor del documento señaló también que la política de hidrocarburos, de los últimos diez años (2006-2016) se caracterizó por la maximización de ingresos para el Estado y muy pocos incentivos para la exploración de hidrocarburos.
Ello pudo ser posible debido al contexto de precios internacionales del petróleo, notoriamente favorable para los países productores de hidrocarburos y; en menor medida, a la necesidad urgente que tiene Argentina de contar con mayores volúmenes de gas natural de Bolivia.
EXPLOTACIÓN
Como resultado de una política hidrocarburífera guiada de la forma previamente mencionada, gran parte de la inversión en el sector fue destinada a la explotación de reservas antes descubiertas.
Al respecto, Medinacelli observó que se registró un notable incremento en la producción de hidrocarburos con la consiguiente disminución de la tasa de recuperación de reservas de gas natural.
Planteó, asimismo, redireccionar dicha política a objeto de abrir nuevos mercados y atraer inversión en exploración y explotación, aparte de insistir que una tarea urgente es la aprobación de una nueva legislación sectorial, orientada a la apertura de nuevos mercados y la atracción de inversión pública y/o privada.
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