lunes, 25 de enero de 2016

Rumbo a la reforma energética boliviana

En 2006, el precio del barril de petróleo referencial para el gas boliviano estaba en $us 147, ahora está en menos de $us 30.

Hay ciertamente una brecha innegable. Habría que preguntarnos qué se hizo con todos los ingresos por venta de gas natural entre 2006 y 2014. Sería interesante conocer el impacto de esos impresionantes volúmenes de dinero en la vida de las personas.

Volvamos a la crisis: quizá la cifra total que en 2015 se dejó de percibir sea de $us 3.000 millones. A ello agregar un hecho que va a seguir jalando el precio para abajo: el fin de las sanciones a Irán (por su programa nuclear: y ahora ingresaron al mercado nuevos volúmenes excedentes de crudo bajando el Brent a menos de 30 $us/barril).

Irán desoye mensajes de esperar o aguantar un poco sus volúmenes (de 100 a 500.000 barril/día) que pretende ingresar al mercado. Entre OPEP e Irán con mucha producción va a seguir reduciéndose el precio referencial además de estar en hostilidades diplomáticas con Arabia (el mayor miembro de OPEP).

Más oferta en el mercado, menos precios. Menos precios de petróleo y gas, menos ingresos para países como Venezuela (petrolera) y Bolivia (gasífera).

En el marco de ese escenario gigante, en América Latina Venezuela y Bolivia navegan en aguas difíciles. Venezuela con un déficit de miles de millones de dólares (y debiéndole un mundo de dinero a China) y Bolivia con precios de gas atados al petróleo que van a hacer flaquear la economía (y también con similares tratos de deuda que tiene Venezuela con China).

El no haber aprovechado el boom de los precios de petróleo y gas (2006-2014) para impulsar una industria moderna con nueva legislación que hubiera permitido insertar capitales privados internacionales a la cadena de agregación de valor al gas (industria de gas-química, diésel sintético, termoeléctricas) hoy nos vuelve a poner en el mismo punto de 2003: cuando se empezaba a discutir la “industrialización de gas".

Solo que en esta oportunidad estamos en la punta baja del ciclo. Y sin dinero. El caso boliviano es así: ni invirtiendo el total de sus RIN (reservas internacionales netas) que son $us 12.950 millones (al 14 de enero) no sería suficiente para impulsar la industria de gas y petróleo.

Para los próximos cinco años se necesita cerca de $us 60.000 millones, pero ¿de dónde vendrán si el precio está tan bajo?
Dilema complicado. El estado no tiene la “espalda” financiera para proyectos que son típicamente emprendidos por corporaciones y capitales privados.

Siempre destaco que quizá la única buena noticia de estos pasados años y con proyección futura es que Bolivia es parte activa de la organización de países exportadores/productores de gas (GECF) cuyos miembros son: Argelia, Bolivia, Egipto, Guinea Ecuatorial, Irán, Libia, Nigeria, Catar, Rusia, Trinidad y Tobago, Emiratos Árabes y Venezuela, y como observadores Irak, Kazajistán, Holanda, Noruega y Omán) como organismo para coordinación y generación de iniciativas de nuevos proyectos y estimular negocios para productores/consumidores de gas natural.

Para “paliar" la crisis -desde la administración del Estado- impulsan una Ley de incentivos (cuyo fondo es el 12% de los ingresos de impuestos para obras regionales municipales, etc.) para “promoción de exploración petrolera"; olvidando un acápite principal: son fondos desde el Estado, de manera que son pocos e insuficientes.

El mercado, de momento, no pondrá ojos ni dinero en Venezuela ni en Bolivia, dadas las condiciones macro (precios bajos de petróleo/gas) y las condiciones micro (poca estabilidad en regulación y legislación técnica).

Reforma energética boliviana
Desde 2006 -y previendo que el boom debería ser aprovechado- se viene sugiriendo el establecimiento de un Consejo o Comité Consultivo Nacional de Energía e Hidrocarburos compuesto por la sociedad civil, por técnicos expertos, por el sector empresarial, por gobernaciones productoras y por ciudadanos notables entendidos en la materia.
Este Consejo tendría la misión y tarea de elaborar la nueva política energética de Bolivia por los próximos 20 años, señalando cuál es la visión de país, adicionalmente de preparar un borrador de Ley de Hidrocarburos a ser presentado al Parlamento e impulsar una reforma energética integral.

Más que nunca el Estado está urgido de tener un consejo consultivo del área para ayudar a generar iniciativas estando el precio del barril de petróleo WTI (West Texas Intermediate), al que está referenciado el gas boliviano de exportación en $us 29 con tendencia a la baja.

No olvidemos que coloquialmente hablando la “billetera” boliviana es el gas. Un gran porcentaje de la economía boliviana se “mueve” por el negocio de los hidrocarburos (venta de materia prima de gas natural).
Y es algo inequívoco que la economía boliviana seguirá “atada” a los hidrocarburos por muchas décadas.

Noruega y Emiratos Árabes son ejemplos de ahorro a través de lo que se denominan: “Fondos Soberanos”, necesarios para estimular el crecimiento del país

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