La cotización internacional del barril del petróleo de Texas (Light sweet crude-WTI), que se usa de referencia en el país, cerró ayer en 47,93 dólares, su nivel más bajo desde el 21 de abril de 2009.
En 2014, el barril del energético terminó con un precio de 53,27 dólares, tras una caída anual del 45,9 %.
El descenso de ayer se agudizó después de la reunión semestral que mantuvo el pasado 27 de noviembre la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en la que el cartel decidió mantener los actuales niveles de producción, en unos 30 millones de barriles diarios.
Algunos miembros de ese organismo, como Venezuela, pedían una reducción para equilibrar los precios internacionales del crudo, pero Arabia Saudita, el principal exportador mundial, decidió seguir con los mismos volúmenes. La cotización actual del barril representa un descenso de 130% con respecto a la de julio de 2013, cuando el barril estaba en 110,6 dólares (ver infografía).
La última vez que los precios tocaron fondo fue durante la crisis financiera de 2008, cuando descendieron de 146,90 dólares, el 11 de julio de 2008, a menos de 35 dólares en diciembre.
El pasado viernes, el ministro de Economía, Luis Arce, reiteró que las cotizaciones actuales no son una novedad para el país, debido a que en 2008 hubo una disminución de cerca de 115 dólares y, pese a esa situación, Bolivia no sintió los efectos.
El Gobierno proyectó los ingresos del Presupuesto General del Estado 2015 con un precio promedio de 80,3 dólares por barril. Frente al descenso, la autoridad remarcó que no se reformulará lo proyectado.
La revolución del crudo
En los últimos meses, Estados Unidos pasó a convertirse en el mayor productor del mundo de petróleo y hace ya tres años que es el mayor productor de gas. Su capacidad de producción no sólo le dio la independencia energética, sino que también ha influido en su política internacional, debido al boom de los hidrocarburos no convencionales (shale oil), según la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
El precio bajo del combustible beneficia a los consumidores, impulsa la venta de automóviles en EEUU y también favoreció la recuperación económica de ese país, según Expansion.com.
Ante esta tendencia, los miembros de la OPEP están divididos entre los países que requieren a diario de los ingresos del petróleo, como Venezuela, Nigeria y Ecuador; otros que necesitan de precios altos y los más sin muchos problemas económicos, como Arabia Saudita, y que intentan frenar la producción de shale oil de EEUU y de otros países del mundo, lo cual deriva en una menor demanda del energético.
Las repercusiones
En el país, expertos del área anticiparon una disminución de ingresos para el país que puede oscilar entre 1.316 millones de dólares y 2.100 millones de dólares, por el declive del petróleo.
El presidente Evo Morales afirmó que, en caso de que la cotización del barril de crudo llegue a 30 dólares, el país reportará sólo una pérdida de 100 millones de dólares.
También reiteró que la contracción se debe a una decisión política del Gobierno de Estados Unidos para afectar económicamente a Venezuela y Rusia.
El pasado 28 de diciembre, el vicepresidente Álvaro García Linera calculó que si la cotización se mantiene en 55 dólares en promedio, el país perderá alrededor de 40 millones de dólares.
El presidente de YPFB, Carlos Villegas, admitió que si continúa la caída habrá efectos negativos y remarcó que cuando se elaboró el PGE 2015 no se previó un descenso tan fuerte.
"Cuando se empezó a elaborar el Presupuesto, en mayo, el precio estaba en buen nivel. En junio llegó a 107 dólares. Nadie previó una disminución tan drástica”, aclaró. El Gobierno convocó a los empresarios para debatir la contracción.
Punto de vista
fernando cáceres Presidente de la CNC
"Debe hacerse un recorte del gasto”
Esta caída del petróleo es preocupante para el sector, porque es el producto principal de exportación de Bolivia hacia los mercados de Argentina y Brasil. En mi opinión personal, considero que debe hacerse un recorte presupuestario y reducir el gasto a lo mínimo. Además, para mantener los niveles de crecimiento que hemos tenido el año pasado (por encima del 5%), hay que seguir invirtiendo.
El sector público también tiene que reevaluar sus inversiones por los menores ingresos y para el sector privado tiene que generarse un ambiente adecuado de negocios para que pueda hacer inversiones.
Por ejemplo, la inversión del sector privado, nacional y extranjero, ha fluctuado entre mil y 2.500 millones de dólares, pero necesitamos incrementar ese monto. La inversión pública no es sostenible en el tiempo. Los proyectos conjuntos también coadyuvarán en la reducción de la pobreza.
Entonces, lo que ahora se debe hacer es planificar cómo trabajar juntos para definir sectores estratégicos, que el Gobierno considere importante desarrollar con la participación de los empresarios privados.
Ahí se verá si apoyamos con infraestructura, financiamiento, logística, con el aparato productivo, vemos qué área se necesita y empezamos a invertir. Pero esto requiere una coordinación estratégica permanente entre los sectores público y privado, para tener una unidad integral del problema y diseñar estrategias a corto y mediano plazos.
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