El retraso de tres años para la firma de un contrato ininterrumpible para la provisión de gas a Argentina representó para Bolivia una pérdida de 527.6 millones de dólares, lo que deja al descubierto la debilidad de una política energética adecuada que permita encarar y resolver de la manera más conveniente problemas tan serios como el de la caída en la demanda brasileña de gas, según un análisis de la Fundación Milenio.
“”El no optar por el plan B como la mejor alternativa para minimizar el impacto de la caída en la demanda brasileña ha sido un error que le ha impedido a Bolivia percibir considerables ingresos económicos”, señala el último informe nacional de coyuntura de la entidad, especializada en temas económicos.
El Presidente de Bolivia, Evo Morales y la presidente de la República Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, participaron el 18 de julio en Cochabamba de la firma del contrato interrumpible de compra y venta de gas natural entre ambos países. Este documento permitirá al vecino país ahorrar 227 millones de dólares entre agosto de 2012 y diciembre de 2013.
Actualmente Bolivia envía gas natural al mercado argentino en un promedio de 13,6 millones de metros cúbicos diarios (MMCD), en cumplimiento a lo establecido en la adenda firmada por YPFB y Enarsa en marzo de 2010, pero Argentina tiene una capacidad de transporte de 16,3 MMCD lo que le permitiría incrementar de manera inmediata las compras de gas bolivianos hasta en 2,7 MMCD.
El próximo año con inversiones adicionales a los 2,7 MMCD pactados ahora podrán incrementarse hasta 3,28 MMCD. En consecuencia los 15,9 MMCD comprometidos por Bolivia para 2013 podrían incrementarse hasta 19,2 MMCD.
Por supuesto, todo esto será posible solamente si la demanda brasileña lo permite, es decir si es que Brasil demanda gas boliviano por debajo de los 30,08 MMCD comprometidos en el contrato firmado con Bolivia en 1996.
El año 2009 la demanda brasileña fue en promedio de 22,8 millones de metros cúbicos diarios. El país tiene una capacidad de producción mayor pero no tenía dónde vender el gas.
“El país tiene una capacidad de producción mayor pero no tenía donde vender el gas. Quedó claro que Bolivia necesitaba exportar su gas mucho más de lo que Brasil necesitaba importarlo”, explica el análisis.
Ante este complicado panorama y contrarios a todas las opiniones y recomendaciones vertidas por los entendidos en la materia, las principales autoridades del sector energético de Bolivia, anunciaron con muy poco tino, que habría la necesidad de renegociar los términos del contrato firmado en 1996 entre YPFB y Petrobras, indica Milenio.
“El anuncio surgió como una especie de plan A, que supuestamente permitiría minimizar el impacto negativo que tenía en la economía del país la caída en la demanda brasileña de gas natural”.
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