Con la inauguración mañana de una planta de procesamiento de hidrocarburos, Bolivia producirá carburantes para exportar y volúmenes importantes de etano y propano que serán la base de una futura industria petroquímica de plásticos.
Tras un periodo de pruebas, la planta de separación de líquidos de gas natural Gran Chaco comenzará a funcionar a plena capacidad en un acto al que asistirán los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Paraguay, Horacio Cartes, además de ministros de Perú. La planta, que es una de las más grandes de su tipo en Suramérica, está situada en la frontera con Argentina y ha sido construida por la empresa española Técnicas Reunidas contratada por el Estado boliviano, que invirtió 688 millones de dólares en la obra.
Gran Chaco puede procesar hasta 32.2 millones de metros cúbicos diarios de gas natural, producir 3.140 toneladas métricas diarias (TMD) de etano, 2.240 TMD de Gas Licuado de Petróleo (GLP), 1.040 barriles diarios de isopentano y 1.650 barriles diarios de gasolina. Se trata de uno de los proyectos del sector más importante de Bolivia por el nivel de la inversión y porque permitirá consolidar su presencia en nichos de mercado para el GLP en Perú, Paraguay, Uruguay y también en Argentina y Brasil, países que además son grandes consumidores de gas natural boliviano.
Pero también porque la planta producirá significativos volúmenes de etano y propano, colocando a Bolivia, un país con poca experiencia en la industrialización, en la perspectiva a mediano plazo de producir plásticos blandos y duros.
Gran Chaco separará los líquidos o compuestos ricos del gas que se exporta al mercado de Argentina, en volúmenes de alrededor de 17 millones de metros cúbicos diarios, pero con tendencia creciente.
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