domingo, 1 de marzo de 2015

Un subsidio que llega a todos

Un tema que estará continuamente presente durante este año es el camino que seguirá el precio del petróleo, el cual viene cayendo notoriamente desde octubre del año anterior.
Si tomamos en cuenta el comportamiento del petróleo denominado Crude Oil West Intermediate, en promedios, se tiene 93,1 dólares por barril para 2013. Presentó una reducción que alcanzó a 59,3 dólares el barril para diciembre de 2014. Para enero la caída continuó, cerrando en 47,3 dólares. Los datos para febrero insinúan una leve recuperación que podría dar como resultado que este mes se tenga un precio en el orden de los 50 dólares.
De cualquier manera, el mundo enfrenta una significativa reducción de este importante energético que tendrá, sin duda alguna, repercusiones en todo el mundo. Consecuencias negativas para los exportadores de hidrocarburos y positivas para los importadores.
Bolivia, que es un exportador neto de hidrocarburos, porque exporta más de lo que importa en esta materia, recibirá un impacto negativo. En vista de que el precio del más importante producto que Bolivia exporta es el gas, cuyo precio está vinculado al precio del petróleo, se verá como consecuencia, durante el año 2015, la reducción del valor de sus exportaciones.
Esto representa que ingresarán menos divisas al país para financiar sus importaciones. Felizmente, el país goza de un elevado nivel de reservas internacionales, las cuales pueden utilizarse si es que el país cae, este año, en déficit comercial, para financiar todas las importaciones que requiera el funcionamiento económico.
Como Bolivia importa hidrocarburos líquidos para venderlos en el mercado interno de manera subsidiada, la caída de los precios de hidrocarburos implica que el país gastará menos en la importación de este rubro, razón por la que el subsidio gubernamental total disminuirá.
Una publicación del periódico El Día de Santa Cruz, basada en datos de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), indica que el precio internacional del diésel, hoy (viernes 27), se ubica en 0,96 dólares el litro. El mismo se vende en Bolivia en 0,50 dólares; la diferencia es el subsidio que paga el Estado.
En la medida que ha caído el precio del diésel ha caído la subvención. Este comportamiento puede generar la idea de que sería el momento adecuado para reducir el subsidio, aumentando el precio interno del diésel en Bolivia.
Con esta inquietud, la revista Poder y Placer pone a disposición de sus lectores los resultados de una encuesta, técnicamente bien hecha, en las principales cuatro ciudades del país: Santa Cruz, La Paz, El Alto y Cochabamba, acerca de las consecuencias que tiene sobre el país la caída del precio del petróleo y si es momento de eliminar el subsidio interno.
Las respuestas son las siguientes:
La ciudadanía boliviana cree, en un 58%, que la caída del precio internacional del petróleo afectará al país. Y es en la ciudad de La Paz donde esta percepción es bastante mayor que en Santa Cruz (69% contra 55%). Esto indica que la población correctamente vislumbra que las exportaciones de gas para el país son altamente significativas.
Pero, por otro lado, como se dijo, disminuirá el subsidio estatal para los combustibles que Bolivia importa, porque no los produce. ¿Qué es lo la gente piensa con relación al subsidio? El 60% se pronuncia por mantener los precios internos actuales.
En las cuatro ciudades encuestadas la mayoría se ha pronunciado en este sentido. Para La Paz se tiene un porcentaje del 64,5%, le sigue Santa Cruz con un 62,3%, Cochabamba 56,5% y El Alto con el 54,5%. En síntesis, la mayoría del país está de acuerdo con el subsidio, no hay apoyo de la población para eliminar el subsidio. ¿Por qué?
La explicación está en que el subsidio beneficia a toda la actividad económica del país. La publicación de El Día sostiene, con información de la ANH, correspondiente a diciembre de 2014, que el consumo de diésel, no sólo beneficia a la agroindustria, como suele pensarse, sino que también a una variedad de sectores, siendo el más importante el mismo rubro petrolero con un 25%, seguido por el transporte con 22%, la construcción con un 15,3%, electricidad con el 14,8%, la agricultura con el 14,2%, la industria con el 6,5% y la minería con el 2,6%.
Esto quiere decir que, en definitiva, los beneficiados son los demandantes de diésel como los demandantes de productos finales, porque pagan precios menores de los que deberían hacerlo, gracias a que tiene un subsidio en un producto vital: el diésel.
En general, todos se benefician con el subsidio. Podríamos decir que éste , de una u otra manera, llega a todo el país.

* Profesor emérito de la UMSA y Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario