lunes, 5 de septiembre de 2016

Dinámica de la industria petrolera genera optimismo acerca de los precios del crudo

Uno de los factores que está tanto acompañando como induciendo el actual repunte de los activos en los mercados emergentes es el reciente aumento en el precio del petróleo, con el crudo Brent experimentando un aumento de alrededor de un quinto a 50 dólares por barril desde el comienzo de este mes. Actualmente está de vuelta a niveles no vistos desde el año pasado (con un breve ímpetu este junio). ¿Qué está sucediendo?

Una gran cantidad de cosas, argumenta Medley Global Advisors (MGA), un servicio de macroinvestigación propiedad del Financial Times. Aparte de la debilidad del dólar y de los factores técnicos (como la disminución del comercio durante el verano en el hemisferio norte y los vencimientos en los mercados de opciones) existe una reducción continua de los inventarios de gasolina estadounidenses; una disminución de la producción en este país, y sueños de un frío invierno en el norte.

Pero el estímulo más inmediato sobre el precio del crudo han sido declaraciones del nuevo Ministro de petróleo de Arabia Saudita que insinuaban otro intento del reino saudí de congelar la producción entre miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

Para la mayoría de los inversores, el cartel petrolero aún es una organización disfuncional. Para empezar, existen pocas cosas sobre las que los saudíes e iraníes pueden estar de acuerdo. Los primeros han estado aumentando su propia producción durante el verano mientras predicaban la contención y la moderación, aunque gran parte de ese petróleo adicional se está quemando en el país. Por lo tanto, el riesgo de una decepción en el mercado antecediendo la próxima reunión de la OPEP, que no es hasta finales de noviembre, es muy posible.

Dicho esto, los saudíes verdaderamente consideran que 50 dólares por barril debe ser el precio mínimo del petróleo, y ya están sondeando a Rusia y a otros miembros de la OPEP con una actitud más flexible con respecto a las cuotas de producción potenciales, mientras que sus propias exportaciones realmente se mantuvieron estables o ligeramente bajas este año. Así es que algún tipo de congelación de la producción sigue siendo una posibilidad real.

Mientras tanto, el equilibrio global entre oferta y demanda sigue ajustándose a favor de precios más altos. La producción en Nigeria se halla cerca de 1,4 millones de barriles por día (b/d), 700 mil por debajo de su pico en 2015, prueba de que más de 10 ataques separados en sus instalaciones en el delta del Níger este año han dejado su huella. MGA aún es pesimista sobre la capacidad del Gobierno para apaciguar a una nueva generación de militantes que está presionando (aunque sea poco realista) para separarse de Abuja.

En Libia, a pesar de los intentos de establecer un Gobierno unificado y de un cierto éxito en reprimir al Estado Islámico (EI), las luchas internas entre movimientos políticos y religiosos aún están a la orden del día, y la mayor parte de las instalaciones petroleras del país permanecen cerradas. Libia, que una vez bombeara 1,6 millones de b/d, actualmente produce un poco más de 300 mil.

Además, Angola experimentará una enorme caída de la producción a fin de año debido a que sus refinerías entran en mantenimiento. La producción también se redujo en la mayor parte de Latinoamérica (especialmente Venezuela) y sobre todo en las cuencas petroleras de esquisto estadounidenses.

Estados Unidos es, de hecho, la pieza final del rompecabezas, ya que es donde el reequilibrio de oferta y demanda se puede observar y controlar más fácilmente. Este reequilibrio se topó con un contratiempo a principios de año ya que un invierno excepcionalmente cálido ocasionó que las refinerías estadounidenses cambiaran temprana y agresivamente de producir destilados (fueloil, diésel y queroseno, que se utilizan para calefacción) a más gasolina. El resultado: exorbitantes inventarios de gasolina que han deprimido los márgenes de las refinerías haciendo que se procese menos crudo, lo que a su vez ha resultado en un precio del petróleo menor.

MGA opina que ese proceso debiera revertirse a medida que se aproximan el otoño y el invierno y a medida que las refinerías vuelven a la producción de destilados. La clave de lo que suceda a continuación es qué tipo de invierno experimentará Estados Unidos y el hemisferio norte en general.

Una gran parte del particularmente cálido invierno en 2015/16 se debió al más poderoso fenómeno de El Niño de los últimos 40 años, según lo indicado por el aumento de la temperatura de las aguas del Pacífico ecuatorial. Esto tiende a tener un efecto de calentamiento a nivel global.

Un fenómeno de El Niño particularmente fuerte tiende a ser seguido por un fuerte fenómeno de La Niña, durante el cual las frías aguas fluyen de vuelta al Pacífico e invierten todo. Esto sucedió a inicios de la década de 1980, a mediados de los 90 y, más recientemente, cuando un cálido período 2009/10 fue seguido por un invierno extremadamente frío en el norte entre 2011/12, aumentando la demanda de combustible de calefacción y, por tanto, disminuyendo inventarios y elevando precios.

El pronóstico del tiempo no es una sensata estrategia de inversión, pero, junto con todos los otros factores, indica que el crudo entra en un rango de negociación más estable de 50 a 70 dólares por barril en lugar de caer nuevamente por debajo de los 50. Esto no sólo complacería a los saudíes, sino que también indica un significativo impulso para los inversores en comparación con lo que está influyendo actualmente los precios del mercado.

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