Hace tres meses ni los propios habitantes de Lagunillas (provincia Cordillera de Santa Cruz) sabían que tenían una de las riquezas energéticas más grandes de Bolivia, el Incahuasi. Hoy todo cambió.
La gente dedicada mayormente a actividades agrícolas sueña con días mejores. Las pruebas de producción de gas han sido superadas. Ayer alcanzó los 5,6 millones de metros cúbicos día de gas (MMm3/d) y hasta el viernes llegará a 6,9 millones, capacidad máxima de producción. Se estima duplicar las cifras en los próximos cinco años.
No por nada el presidente Evo Morales, el ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez; el presidente de YPFB, Guillermo Achá, y los ejecutivos de las empresas Total, Gazprom y Tecpetrol han puesto sus ojos en esta zona y consolidarán más inversiones.
El municipio de 7.000 habitantes está de fiesta. Preparan sus mejores galas para el viernes con el objetivo de recibir a las altas autoridades nacionales y locales que inaugurarán oficialmente la planta Incahuasi. Hasta ayer, la fase I del proyecto fue concluida con tres pozos de producción, un gasoducto de más de 100 kilómetros y un ducto para condensados de 16 kilómetros.
Hilda Blanca de Reese, de 94 años, jamás soñó con ver salir el gas de las entrañas del cerro. Ahora, al ver la estructura metálica de la planta y oler el gas cree que llegó la hora del despegue, pero sugiere a las autoridades no pensar solo en los recursos económicos sino en proyectos de desarrollo social que beneficien a la población.
El alcalde de Lagunillas, Héctor Contreras; el presidente del Concejo Municipal, Silvio Aramayo, y Cornelio Jarillo, capitán grande de la TCO de Alto Parapetí aún consideran prematuro hablar de recursos y optan por esperar los resultados de YPFB y de la Gobernación de Santa Cruz
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