El Presidente del IBCE, Ernesto Antelo López, lamentó que mientras la generalidad de los países en el mundo se preocupan del tema de los biocombustibles, Bolivia se va quedando sola.
La declaración lo realizó en el “Foro Nacional sobre Biocombustibles Sostenibles” que fue organizado por la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco) y el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).
Informó que, producto de las indefiniciones del país, en la gestión 2007 Bolivia perdió 3 inversiones en biocombustibles por más de 120 millones de dólares: una planta que venía financiada de Europa con el estudio de factibilidad e implantación incluidos, para ser administrada por gente boliviana, y que tenía contemplado el repago en bioetanol.
“Se frustró por el anuncio del retiro de Bolivia del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias en Inversión (CIADI)”.
Una segunda inversión también para etanol terminó localizándose en Perú, por las vacilaciones en Bolivia; y una coinversión con capital extranjero para biodiesel, se halla en “statu quo” hasta que el Gobierno cambie su posición poco favorable hacia los biocombustibles.
Como era de esperar, la discusión sobre “alimentos o biocombustibles” ocupó gran parte del tiempo del foro, habiéndose puesto sobre la mesa las palabras del Director General de la FAO, quien manifestara que “la solución estructural al problema de la seguridad alimentaria en el mundo estriba en incrementar la producción y la productividad”.
Para IBCE y Cainco la racional producción de biocombustibles puede ayudar a la producción de mayores volúmenes de alimentos, en lugar de perjudicarla, como en su momento la FAO y la Cepal lo documentaron.
Desde el pasado año, Cainco e IBCE vienen insistiendo en la necesidad de que Bolivia asuma una posición proclive a la producción y exportación de etanol y biodiesel por ser “nacionalmente incluyentes”, al ofrecer posibilidades de producción para los 9 departamentos del país en base a la utilización de caña de azúcar para el bioetanol; y, palma aceitera, piñón (jatropha), macororó, soya, canola (raps) y otras para el biodiesel.
La idea es producir respetando el medio ambiente, la biodiversidad, incluso regenerando áreas degradadas.
La declaración lo realizó en el “Foro Nacional sobre Biocombustibles Sostenibles” que fue organizado por la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco) y el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).
Informó que, producto de las indefiniciones del país, en la gestión 2007 Bolivia perdió 3 inversiones en biocombustibles por más de 120 millones de dólares: una planta que venía financiada de Europa con el estudio de factibilidad e implantación incluidos, para ser administrada por gente boliviana, y que tenía contemplado el repago en bioetanol.
“Se frustró por el anuncio del retiro de Bolivia del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias en Inversión (CIADI)”.
Una segunda inversión también para etanol terminó localizándose en Perú, por las vacilaciones en Bolivia; y una coinversión con capital extranjero para biodiesel, se halla en “statu quo” hasta que el Gobierno cambie su posición poco favorable hacia los biocombustibles.
Como era de esperar, la discusión sobre “alimentos o biocombustibles” ocupó gran parte del tiempo del foro, habiéndose puesto sobre la mesa las palabras del Director General de la FAO, quien manifestara que “la solución estructural al problema de la seguridad alimentaria en el mundo estriba en incrementar la producción y la productividad”.
Para IBCE y Cainco la racional producción de biocombustibles puede ayudar a la producción de mayores volúmenes de alimentos, en lugar de perjudicarla, como en su momento la FAO y la Cepal lo documentaron.
Desde el pasado año, Cainco e IBCE vienen insistiendo en la necesidad de que Bolivia asuma una posición proclive a la producción y exportación de etanol y biodiesel por ser “nacionalmente incluyentes”, al ofrecer posibilidades de producción para los 9 departamentos del país en base a la utilización de caña de azúcar para el bioetanol; y, palma aceitera, piñón (jatropha), macororó, soya, canola (raps) y otras para el biodiesel.
La idea es producir respetando el medio ambiente, la biodiversidad, incluso regenerando áreas degradadas.
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