Los países del Golfo pertenecientes a la OPEP aclaman el retorno del precio del petróleo de 50 dólares por barril, pero para sus colegas económicamente más frágiles, Venezuela, Nigeria, Irak, Libia y Argelia, el precio actual es prácticamente insoportable.
La seria crisis fiscal de Venezuela ha provocado cortes de energía, escasez y la imposición de un estado de emergencia, mientras que la producción de petróleo de Nigeria casi se ha reducido a la mitad debido al resurgimiento de los ataques de militantes. Los desafíos políticos y de seguridad asolan todo el territorio iraquí.
“Venezuela no caerá en impago, pero a todos los países les está resultando más difícil gestionar las finanzas y tienen que hallar la manera de lograrlo en un mercado muy difícil”, dice Eulogio Antonio del Pino, ministro de Petróleo de Venezuela, a su llegada a Viena antes de la reunión de los ministros de la OPEP el jueves pasado.
Para los miembros más débiles, entre los cuales también se incluyen Libia, plagada de conflictos, y Argelia, económicamente muy débil (a los que algunos analistas llaman los “Cinco Frágiles”) el precio actual es el peor de todos. No es ni lo suficientemente alto como para salvar sus vacilantes economías ni lo suficiente bajo como para fomentar ninguna acción colaborativa entre los mayores productores de petróleo a nivel mundial.
La incapacidad de la OPEP para llegar a un acuerdo sobre la política de producción ante precios que alcanzaron sus niveles más bajos en más de una década este año, ha provocado las críticas de las naciones productoras carentes de efectivo, las cuales han considerado la organización un fracaso.
Para los estados más ricos del Golfo, la política encabezada por Arabia Saudita de apretar a los productores con mayores costos de producción se ha visto justificada por el descenso de la producción ajena a la OPEP, incluyendo la de los campos de esquisto estadounidenses.
El petróleo ha repuntado desde que cayó por debajo de los 30 dólares por barril en enero.
Suhail al-Mazrouei, ministro de Petróleo de los Emiratos Árabes Unidos y cercano aliado del país más influyente de la OPEP, Arabia Saudita, señaló el martes de la semana pasada que no habría cambio de rumbo. “Las reglas del mercado, oferta o demanda, están en funcionamiento”, dijo. “El mercado se arreglará solo”.
Sin embargo, algunos consideran que la recuperación se logró en parte a costa de los más débiles, pues Nigeria ha dejado de producir casi un millón de barriles por día y se ha estancado el crecimiento de la producción de Irak.
Falah Alamri, gobernador de Irak en la OPEP, dijo en una conferencia la semana pasada que, aunque el mercado de petróleo estaba comenzando a rebalancearse, la prolongada caída de los precios ha “prácticamente destruido a muchos países”.
Dos delegados del Golfo dicen que el nuevo ministro de Petróleo de Arabia Saudita, Khalid al-Falih, quiere aprovechar la reunión de esta semana para reparar relaciones con otros países.
Desde el nombramiento el mes pasado del Sr. Falih, participantes en la industria se han enfocado en la politización de la política petrolera de Arabia Saudita, ya que el poderoso príncipe heredero sustituto Mohamed bin Salmán se ha autodesignado como director de los asuntos relacionados con el petróleo y de los planes de transformación económica del país. Muchos comerciantes y analistas han pronosticado que el reino aumentará su producción de petróleo crudo.
El Sr. Al Falih quiere suavizar la prevaleciente imagen egoísta del reino y reforzar su creencia en la importancia de la OPEP y la cooperación, según personas que recibieron informes por parte de la delegación de Arabia Saudita. Se dice que entre los puntos de discusión se encuentran un congelamiento de la producción, la reintroducción de un techo de producción y formas de estimular a Irán a formar parte de acuerdos futuros. Hasta el momento Irán ha dicho que no disminuirá su producción hasta alcanzar los niveles de producción y exportación previos a las sanciones occidentales contra su programa nuclear.
Pero el agresivo esfuerzo de Arabia Saudita por obtener una mayor cuota de mercado que los productores rivales, desde Rusia hasta Irán, se hizo patente el jueves pasado. La compañía petrolera estatal Saudi Aramco anunció un nuevo acuerdo de suministro de petróleo a largo plazo con la compañía polaca de refinación de petróleo PKN Orlen, que tradicionalmente ha comprado crudo ruso.
La mayoría de los analistas está atenta a la interacción de Falih con otros miembros después de que las dos últimas reuniones terminaron en discordia.
Del Pino, de Venezuela, quien niega que su país se encuentre en crisis, dice: “Necesitamos reivindicar el papel de la OPEP. Todos queremos defender un precio justo para nuestro producto”.
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