La Confederación Nacional de la Industria (CNI) de Brasil y la Asociación Brasileña de Grandes Consumidores de Energía (ABRACE) sugirieron al Ministerio de Minas y Energía (MME) que realice un estudio sobre las condiciones reales de las reservas de gas natural de Bolivia y las inversiones requeridas para garantizar la oferta de gas a Brasil en el largo plazo, con miras a una nueva negociación de contrato.
La industria brasileña realizó un análisis titulado Las propuestas para el desarrollo del sector de gas natural en Brasil y atracción de nuevas inversiones, que fue publicado por la revista Valor Económico, en el que considera que la oferta boliviana de gas a Brasil después de 2022 dependerá del esfuerzo exploratorio que se haga en Bolivia, porque las reservas actuales no son suficientes para mantener los volúmenes contratados por otros 20 años.
"El MME debe contratar un estudio independiente con el objetivo de comprender las condiciones reales de las reservas de Bolivia y las inversiones necesarias para garantizar el suministro a Brasil en el largo plazo”, se sugiere en el documento.
En la parte principal se precisa que el suministro de Bolivia puede disminuir "sustancialmente” entre 2022 y 2024 y que se requiere atraer inversores privadas para realizar tareas de exploración y producción, que hasta ahora no fueron aseguradas.
"En Brasil también deben ser conscientes de las posibilidades y condiciones para la renovación del contrato de importación de gas de Bolivia, que expira en 2019”, enfatiza.
De acuerdo con los cálculos de la CNI y ABRACE, gran parte de la producción actual y futura de Bolivia se concentra en cinco campos principales.
Con la inversión actual se espera que la producción de estos campos alcance su punto máximo en 2016 y 2017 y se mantenga estable hasta 2021; a partir de ese año, según los brasileños, comenzarán a disminuir los volúmenes.
La producción llegará a su máximo de 75 millones de metros cúbicos por día (MMmcd) en 2017 y caerá a 44 MMmcd en 2026.
El análisis
El hecho de que Bolivia no tenga reservas certificadas -la última se hizo en diciembre de 2013-, una producción en declinación y las actividades de exploración paralizadas da paso a que Brasil tenga la "sartén por el mango”, evalúo el experto en hidrocarburos Bernardo Prado.
"Con este panorama, el riesgo no es que no haya un nuevo contrato, sino las condiciones contractuales en las que querrá negociar Brasil. Ellos, al saber que nuestras reservas son insuficientes pueden pedir un contrato interrumpible o incluir otro tipo de reglas y las consecuencias para Bolivia, desde todo punto de vista, serán económicas”, advirtió.
Según Prado, a Brasil le conviene que Bolivia envíe el combustible porque ya tiene el gasoducto.
No obstante, dijo que un contrato sólido y beneficioso para Bolivia se puede dar si se tiene la certificación de sus reservas, inversiones en exploración y una producción en constante incremento, lo cual revelaría que es un proveedor seguro.
Punto de vista
Hugo del granado Experto en hidrocarburos
En 2024 se puede interrumpir el envío
El estudio recomienda la reforma del sistema regulatorio para desverticalizar la cadena productiva en Brasil y facilitar el acceso a nuevos actores tanto en exploración como en producción, transporte, distribución y comercialización de gas natural, con el fin de ampliar y diversificar la oferta interna a empresas distintas de Petrobras.
Bajo las condiciones actuales, considera que la dependencia de Brasil del gas importado, tiende a incrementarse en el futuro; en 2015, la importación de gas fue de 50 millones de metros cúbicos día (MMmcd), de los cuales 31 MMmcd fueron bolivianos y 19 MMmd de gas natural licuado (LNG, en inglés).
Como el LNG es más caro que el gas y persistirá la dependencia de los envíos bolivianos, el análisis de la Confederación Nacional de Industrias y la Asociación Brasileña de Grandes consumidores de Energía de Brasil considera posibles escenarios de la relación producción - demanda futura de gas para determinar su impacto en Brasil.
En un escenario de demanda interna restringida, la oferta boliviana sólo llegaría a 17 MMmcd en 2021, a 10 MMmcd en 2022 y a 3 MMmcd en 2023.
La exportación se puede interrumpir a partir de 2024 y desde el 2025 tampoco se podría cumplir el contrato con Argentina e incluso los proyectos de industrialización en curso se pueden ver amenazados por la falta de gas.
Para equilibrar el balance producción-demanda, en el escenario restringido, tendría que haber una producción creciente adicional de 17 MMmcd entre 2016 y 2026; esto significa que la producción promedio actual debería ser de 77 MMmcd y no de 60 MMmcd, que es lo que se produce hoy.
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