En La Paz, El Alto, Cobija y Montero se registraron ayer protestas de vecinos por la falta de gas licuado de petróleo (GLP) y diésel. Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) atribuyó los problemas a fallas en la logística de la distribución que tienen que ser subsanadas por la Superintendencia del sector. La entidad, por su lado, pacta con los vecinos para garantizar las entregas.
Desde tempranas horas, en varias zonas de La Paz, como Villa Fátima, la Estación Central y Villa Copacabana, se registraron largas filas de amas de casa a la espera de comprar una garrafa.
Después de más de una hora, los camiones distribuidores llegaron hasta esos lugares para atender la demanda, que al paso de las horas iba aumentando.
Carmela Rojas se quejó porque los carros repartidores ya no pasan hace dos meses por su barrio, Agua de la Vida, y para comprar el botellón tiene que pagar tres pesos adicionales a fin de contratar un taxi que la traslade hasta Villa Fátima, donde se comercializa el producto, y otros tres para retornar a su casa. Así, el costo de la garrafa se le encarece de 22,50 bolivianos a 28,50.
Otros vecinos que habitan por la zona Periférica, Villa de la Cruz, entre otras aledañas, comentaron que también sufren por el mismo problema.
Algunas personas que hacían fila en la Estación Central denunciaron que los camiones se pasan de largo por sus casas, pero sí dejan garrafas en las tiendas del barrio.
En El Alto también hubo molestia. Una larga cadena de compradores se ubicó a la puerta de la planta engarrafadora de Senkata, y la Federación de Juntas Vecinales medió para agilizar las entregas.
La red ATB informó que lo que más disgustó a la gente que aguardaba en la cola fue que se anunció que la atención sería sólo hasta las 13.00, cuando generalmente es horario continuo.
Ese medio dio cuenta además de que en varias estaciones de servicio de esa urbe faltó gasolina y diésel, lo que preocupó a los transportistas.
El presidente de Yacimientos, Santos Ramírez, explicó que todas esas complicaciones se debieron a problemas de entrega del combustible y no a falta de producción de GLP. “Es un problema de distribución, logística de distribución. Lamentablemente, YPFB tiene todavía que cargar y distribuir. (En adelante) hay que pensar en un mecanismo que nos permita otra forma de distribución más ágil”.
Desde el 1 de mayo, la estatal petrolera asumió el control del almacenaje de diésel y gasolina en lugar de Oiltanking y Graña y Montero que manejaban la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLHB).
Ramírez dijo que para garantizar el consumo de La Paz se está sobreabasteciendo el mercado. Informó que hasta hace unos días se estaban engarrafando 28 mil botellones por día y que ayer se pusieron 40 mil. “La empresa tiene que garantizar la producción, nosotros la hemos subido, y ahora la distribución está en manos de la Superintendencia”, “que esperemos en poco tiempo tenga el control total, porque es la responsable según la ley de regulación para garantizar” la provisión. “Ya no es obligación de YPFB”.
Este diario consultó en las empresas distribuidoras de GLP y atribuyeron parte de las fallas al actual superintendente, Guillermo Aruquipa, quien decidió establecer puntos fijos para la venta de GLP en lugar de que los camiones vayan a las zonas.
Para subsanar las falencias, la reguladora pactó con los vecinos de El Alto y La Paz un mecanismo para mejorar la distribución.
El diario El Norte reportó que en Montero (Santa Cruz) también se registraron quejas debido a que los camiones no llegaban con las garrafas.
Los reportes radiales señalaron que en Cobija faltó diésel y gasolina. Ramírez explicó que para que el combustible llegue a esa región existen dos vías, una por territorio brasileño y otra por el lado boliviano.
“Lo que ha sucedido es un problema doble: un bloqueo de transportes, (provocado por) camioneros brasileños que no lograron salir hacia Cobija, y otro lío de carreteras en Bolivia”.
Vecinos ayudarán en la venta de gas
Con el fin de subsanar los problemas de distribución de gas licuado de petróleo (GLP) en La Paz y El Alto, la Superintendencia de Hidrocarburos y la Federación de Juntas Vecinales de El Alto acordaron ayer que los miembros de esa organización acompañarán desde hoy a los camiones repatidores y los llevarán hasta las zonas que demandan el combustible.
El superintendente del sector, Guillermo Aruquipa, destacó esa iniciativa y anticipó que se controlará camión por camión para que el carburante llegue a las casas.
Según los datos oficiales, cada día alrededor de 180 camiones salen de la planta de Senkata, los que llevan en total 40 mil garrafas para atender la demanda.
Ismael Herrera y Germán Arteaga, dirigentes de las juntas vecinales de El Alto y de La Paz, respectivamente, saludaron la decisión de la reguladora y prometieron respaldarla.
Anticontrabando
La Superintendencia de Hidrocarburos aplica un plan para evitar el contrabando de combustible en la frontera.
Mantiene conversaciones con los alcaldes y autoridades originarias de las zonas fronterizas con Perú y Brasil para evitar que las garrafas y el diésel salgan de forma ilegal.
El superintendente Guillermo Aruquipa informó que la semana pasada se suscribieron dos convenios, uno con autoridades locales de Desaguadero y otro con las de Guaqui, ambos de La Paz.
En Perú, el GLP vale 100 bolivianos; en Bolivia, 22,50.
Desde tempranas horas, en varias zonas de La Paz, como Villa Fátima, la Estación Central y Villa Copacabana, se registraron largas filas de amas de casa a la espera de comprar una garrafa.
Después de más de una hora, los camiones distribuidores llegaron hasta esos lugares para atender la demanda, que al paso de las horas iba aumentando.
Carmela Rojas se quejó porque los carros repartidores ya no pasan hace dos meses por su barrio, Agua de la Vida, y para comprar el botellón tiene que pagar tres pesos adicionales a fin de contratar un taxi que la traslade hasta Villa Fátima, donde se comercializa el producto, y otros tres para retornar a su casa. Así, el costo de la garrafa se le encarece de 22,50 bolivianos a 28,50.
Otros vecinos que habitan por la zona Periférica, Villa de la Cruz, entre otras aledañas, comentaron que también sufren por el mismo problema.
Algunas personas que hacían fila en la Estación Central denunciaron que los camiones se pasan de largo por sus casas, pero sí dejan garrafas en las tiendas del barrio.
En El Alto también hubo molestia. Una larga cadena de compradores se ubicó a la puerta de la planta engarrafadora de Senkata, y la Federación de Juntas Vecinales medió para agilizar las entregas.
La red ATB informó que lo que más disgustó a la gente que aguardaba en la cola fue que se anunció que la atención sería sólo hasta las 13.00, cuando generalmente es horario continuo.
Ese medio dio cuenta además de que en varias estaciones de servicio de esa urbe faltó gasolina y diésel, lo que preocupó a los transportistas.
El presidente de Yacimientos, Santos Ramírez, explicó que todas esas complicaciones se debieron a problemas de entrega del combustible y no a falta de producción de GLP. “Es un problema de distribución, logística de distribución. Lamentablemente, YPFB tiene todavía que cargar y distribuir. (En adelante) hay que pensar en un mecanismo que nos permita otra forma de distribución más ágil”.
Desde el 1 de mayo, la estatal petrolera asumió el control del almacenaje de diésel y gasolina en lugar de Oiltanking y Graña y Montero que manejaban la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLHB).
Ramírez dijo que para garantizar el consumo de La Paz se está sobreabasteciendo el mercado. Informó que hasta hace unos días se estaban engarrafando 28 mil botellones por día y que ayer se pusieron 40 mil. “La empresa tiene que garantizar la producción, nosotros la hemos subido, y ahora la distribución está en manos de la Superintendencia”, “que esperemos en poco tiempo tenga el control total, porque es la responsable según la ley de regulación para garantizar” la provisión. “Ya no es obligación de YPFB”.
Este diario consultó en las empresas distribuidoras de GLP y atribuyeron parte de las fallas al actual superintendente, Guillermo Aruquipa, quien decidió establecer puntos fijos para la venta de GLP en lugar de que los camiones vayan a las zonas.
Para subsanar las falencias, la reguladora pactó con los vecinos de El Alto y La Paz un mecanismo para mejorar la distribución.
El diario El Norte reportó que en Montero (Santa Cruz) también se registraron quejas debido a que los camiones no llegaban con las garrafas.
Los reportes radiales señalaron que en Cobija faltó diésel y gasolina. Ramírez explicó que para que el combustible llegue a esa región existen dos vías, una por territorio brasileño y otra por el lado boliviano.
“Lo que ha sucedido es un problema doble: un bloqueo de transportes, (provocado por) camioneros brasileños que no lograron salir hacia Cobija, y otro lío de carreteras en Bolivia”.
Vecinos ayudarán en la venta de gas
Con el fin de subsanar los problemas de distribución de gas licuado de petróleo (GLP) en La Paz y El Alto, la Superintendencia de Hidrocarburos y la Federación de Juntas Vecinales de El Alto acordaron ayer que los miembros de esa organización acompañarán desde hoy a los camiones repatidores y los llevarán hasta las zonas que demandan el combustible.
El superintendente del sector, Guillermo Aruquipa, destacó esa iniciativa y anticipó que se controlará camión por camión para que el carburante llegue a las casas.
Según los datos oficiales, cada día alrededor de 180 camiones salen de la planta de Senkata, los que llevan en total 40 mil garrafas para atender la demanda.
Ismael Herrera y Germán Arteaga, dirigentes de las juntas vecinales de El Alto y de La Paz, respectivamente, saludaron la decisión de la reguladora y prometieron respaldarla.
Anticontrabando
La Superintendencia de Hidrocarburos aplica un plan para evitar el contrabando de combustible en la frontera.
Mantiene conversaciones con los alcaldes y autoridades originarias de las zonas fronterizas con Perú y Brasil para evitar que las garrafas y el diésel salgan de forma ilegal.
El superintendente Guillermo Aruquipa informó que la semana pasada se suscribieron dos convenios, uno con autoridades locales de Desaguadero y otro con las de Guaqui, ambos de La Paz.
En Perú, el GLP vale 100 bolivianos; en Bolivia, 22,50.
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