La Superintendencia de Hidrocarburos se deshace de su personal técnico. La nueva autoridad de la entidad Guillermo Aruquipa despidió a cinco directores, aunque aseguró que fueron éstos quienes presentaron su renuncia personal.
Este medio conoció que quedaron fuera de sus cargos, con memorandos de despido, Tatiana Genuzio, directora de Análisis Económico; Carlos Tamayo, director de Transportes por Ductos; Germán Calderón, director de Comercialización de Hidrocarburos; Ramiro Flores, director de Refinerías, y Horacio Romanelli, director de Planificación. A todos estos funcionarios se les pidió que tomen vacaciones desde el 2 de mayo.
Por su lado, Inés Ávalos, vinculada al MAS, directora administrativa de la reguladora, presentó renuncia al cargo en forma voluntaria para recuperar un cargo en Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).
El 22 de abril se conoció que 17 funcionarios que ocupaban puestos jerárquicos pusieron sus cargos a disposición del nuevo Superintendente y que gente vinculada a los movimientos sociales afines al MAS buscaban “cupos” en la institución.
Aruquipa confirmó ayer la renuncia de ocho directores y anunció que en los siguientes días ingresarán los profesionales que los reemplazarán.
Según la autoridad, la Superintendencia de Hidrocarburos está ocupada por personal de los partidos neoliberales que ingresaron por afinidad política.
Recordó que las cabezas de la reguladora siempre fueron nombradas de manera política. “La cabeza siempre ha sido manejo político, un grupo de familias que se especializaban estaban en el sector hidrocarburos”.
Anunció que el resto del personal que se mantiene en la entidad será evaluado bajo los criterios de desempeño profesional descritos en el Estatuto del Funcionario Público.
De acuerdo con la autoridad, todos los ciudadanos que tengan un perfil profesional deben formar parte de las instituciones del sector público al margen de que pertenezcan o no a los movimientos sociales.
Las renuncias en la reguladora comenzaron con el anterior superintendente, Mario Adrián, quien dejó el cargo por falta de apoyo del Gobierno. Esto fue evidenciado tras su sustitución por Aruquipa, mientras desempeñaba funciones oficiales en la ciudad de México.
Posteriormente salieron de la entidad el intendente Hernán Peña, por razones personales, y el jefe de Recursos Humanos Roger Vásquez. La mayor parte de directores y ex autoridades de la reguladora tenía una experiencia de hasta 30 años en el ramo petrolero y gasífero.
Aruquipa nombró como coordinadora de la Superintendencia a Celica Hernández, ex gerente de Comercialización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).
Este medio conoció que quedaron fuera de sus cargos, con memorandos de despido, Tatiana Genuzio, directora de Análisis Económico; Carlos Tamayo, director de Transportes por Ductos; Germán Calderón, director de Comercialización de Hidrocarburos; Ramiro Flores, director de Refinerías, y Horacio Romanelli, director de Planificación. A todos estos funcionarios se les pidió que tomen vacaciones desde el 2 de mayo.
Por su lado, Inés Ávalos, vinculada al MAS, directora administrativa de la reguladora, presentó renuncia al cargo en forma voluntaria para recuperar un cargo en Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).
El 22 de abril se conoció que 17 funcionarios que ocupaban puestos jerárquicos pusieron sus cargos a disposición del nuevo Superintendente y que gente vinculada a los movimientos sociales afines al MAS buscaban “cupos” en la institución.
Aruquipa confirmó ayer la renuncia de ocho directores y anunció que en los siguientes días ingresarán los profesionales que los reemplazarán.
Según la autoridad, la Superintendencia de Hidrocarburos está ocupada por personal de los partidos neoliberales que ingresaron por afinidad política.
Recordó que las cabezas de la reguladora siempre fueron nombradas de manera política. “La cabeza siempre ha sido manejo político, un grupo de familias que se especializaban estaban en el sector hidrocarburos”.
Anunció que el resto del personal que se mantiene en la entidad será evaluado bajo los criterios de desempeño profesional descritos en el Estatuto del Funcionario Público.
De acuerdo con la autoridad, todos los ciudadanos que tengan un perfil profesional deben formar parte de las instituciones del sector público al margen de que pertenezcan o no a los movimientos sociales.
Las renuncias en la reguladora comenzaron con el anterior superintendente, Mario Adrián, quien dejó el cargo por falta de apoyo del Gobierno. Esto fue evidenciado tras su sustitución por Aruquipa, mientras desempeñaba funciones oficiales en la ciudad de México.
Posteriormente salieron de la entidad el intendente Hernán Peña, por razones personales, y el jefe de Recursos Humanos Roger Vásquez. La mayor parte de directores y ex autoridades de la reguladora tenía una experiencia de hasta 30 años en el ramo petrolero y gasífero.
Aruquipa nombró como coordinadora de la Superintendencia a Celica Hernández, ex gerente de Comercialización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).
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