Una ex autoridad dice que la solución estructural pasa por eliminar la subvención a los carburantes.
Alrededor de un tercio de la oferta nacional de gas licuado de petróleo (GLP), equivalente a unas 27.000 garrafas, es consumido por el transporte público de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, lo que contribuye a la escasez del carburante observada en los meses recientes.
De acuerdo con datos estimados del Ministerio de Hidrocarburos y de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), la producción de GLP en octubre alcanzó las 708 toneladas, equivalentes a 70.800 garrafas.
La Superintendencia de Hidrocarburos informó que se están produciendo 1.000 toneladas, iguales a 100.000 garrafas.
El secretario ejecutivo de la Federación de Choferes de La Paz, René Vargas, informó que unos 3.000 vehículos del gremio usan GLP. La organización sindical tiene 40.000 asociados. Se calcula que en Cochabamba y Santa Cruz existe un número similar de motorizados que funcionan con ese mismo combustible.
Los micros consumen en promedio tres garrafas diarias, lo cual genera una demanda próxima a las 27.000 en el eje del país (un tercio de las 70.800 garrafas que se distribuyen).
El consumo sube más si se añaden los taxis, que usan dos balones por día.
Dos conductores de minibús señalaron que los choferes que tienen vehículos de GLP pagan incluso 30 bolivianos por garrafa, lo cual hace que mucha gente haga colas para venderlas a este sector.
Vargas admitió que su consumo es peligroso y por eso pidieron a sus asociados limitar la adquisición de garrafas, que fue prohibida en 2005.
Sin embargo, señaló que varios de sus afiliados, por el elevado costo, no pueden convertir sus vehículos para que funcionen con gas natural vehicular (GNV).
Explicó que el gasto asciende a 8.000 bolivianos, mientras que adaptarlo a GLP sólo representa una erogación de 5.000.
El gremio aún espera la conversión gratuita a GNV a la que se comprometió el Gobierno.
El secretario de Prensa del Sindicato Litoral, Antonio Aguilar, reconoció que el 10 por ciento de los 2.000 vehículos que prestan el servicio en la zona Sur continúa con el uso de GLP.
“Sufrimos un riguroso control por parte de Tránsito de la zona Sur, son muy pocos los que se arriesgan a que les decomisen el equipo. Ante la escasez de GLP, optaron por hacer la conversión a GNV (gas natural vehicular)”.
Sin embargo, reiteró que el costo de transformación es elevado y no existe la suficiente oferta porque sólo existen dos surtidores que distribuyen el combustible: uno en la calle Sucre y otro en Achachicala.
Aguilar recordó que desde la gestión del ex presidente Carlos Mesa se les ha prometido que la transformación sería gratuita, por lo que el sector ya perdió credibilidad.
En el sindicato Avaroa, que brinda el servicio con microbuses de las líneas 2, Ch y 27 hacia Sopocachi y Tembladerani, informaron que tienen 1.700 vehículos funcionando, de los cuales el 60 por ciento esta adaptado al GNV.
El ex director de Comercialización de la reguladora Jorge Téllez opinó que la venta de GLP a los transportistas debería quedar prohibida y ser controlada por la Dirección de Tránsito.
Agregó que en El Alto la mayoría de los micros y minibuses funcionan con GLP. “Es una actividad ilícita, no se puede usar en transporte público porque su consumo está destinado a uso doméstico”.
El ex ministro de Hidrocarburos Guillermo Torres comentó que éste es un elemento más que genera desabastecimiento porque el problema estructural es falta de producción por ausencia de inversiones en el ramo y por el contrabando.
Debido a su bajo costo y por la subvención, el GLP es usado no sólo por el transporte público, sino por fábricas de ladrillos y tejados y por piscinas. Para la ex autoridad, la solución pasa por levantar la subvención y que la garrafa de diez kilos se venda en 100 bolivianos, porque en la frontera con Perú cuesta hasta 140 bolivianos.
El uso no tiene prohibición
El Decreto Supremo 29158, aprobado por el actual Gobierno, deja sin efecto la prohibición establecida en 2005 de que los vehículos del transporte público usen gas licuado de petróleo (GLP).
El 5 de octubre de 2005, el entonces presidente Eduardo Rodríguez Veltzé promulgó el el Decreto 28380, cuyo artículo 9 señalaba explícitamente esa prohibición, de modo que el carburante fuera destinado al consumo doméstico.
La norma tenía cuatro artículos referidos a la utilización de GLP como combustible, así como a su comercio indebido en garrafas, que vendría a ser el primer artículo.
El segundo mencionaba que quedaba prohibida la instalación, habilitación y operación de talleres de conversión de vehículos automotores a GLP, así como la actividad de conversión de vehículos automotores a GLP en talleres mecánicos de mantenimiento y reparación automotriz.
El artículo 7 advertía que las municipalidades debían cancelar la licencia de funcionamiento de los establecimientos que, en contra de las actividades para las cuales hubieran sido habilitados, adaptaran vehículos automotores a GLP. También podían actuar en forma similar contra las tiendas de abasto o pulperías que, en contra de las actividades para las cuales hubieran obtenido licencia de funcionamiento, comercializaran GLP.
El articulo 9 prohibía “la circulación de vehículos que utilicen GLP como combustible, debiendo la Policía Nacional, a través de sus organismos operativos correspondientes, proceder a detener los mencionados vehículos a objeto de efectuar el posterior decomiso y destrucción pública del equipo (kit), en presencia de representantes de la Superintendencia de Hidrocarburos que sea utilizado al efecto; al margen de las medidas que correspondan respecto a las unidades, conforme a ley y sin perjuicio de seguirse las acciones pertinentes ante el Ministerio Público”.
Más datos
La escasez de carburantes alcanza no sólo al GLP, sino al diésel y la gasolina.
En la planta engarrafadora Senkata, cada día se observan largas filas de amas de casa.
El Gobierno no descarta importar en los próximos meses GLP para abastecer el mercado.
La medida, anticipan los analistas, será costosa porque se deberá pagar el precio internacional.
El subsidio al GLP cada año le cuesta al TGN alrededor de 25 millones de dólares.
Se calcula que el precio real de la garrafa debe estar encima de 100 bolivianos, no en 22,50.
Más elementos
El transporte público exige que se ponga en marcha la conversión gratuita a GNV.
Los sindicatos de choferes minimizan el peligro en el uso de GLP en sus automóviles.
La Superintendencia no dice nada respecto del elevado uso de garrafas en los vehículos.
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