Jubileo: La producción petrolera y gasífera mostraron una declinación por la falta de nuevos campos e inversiones, dice la Fundación en un informe postgasolinazo.
Bolivia mantiene una dependencia de la volatilidad de los precios del petróleo, y esta condición crea dudas sobre los ingresos de renta que requiere para hacer sostenible los programas sociales del Gobierno, según el análisis postgasolinazo realizado por la Fundación Jubileo.
El examen del sector hidrocarburífero agrega que la producción petrolera y gasífera ingresó en declinación como efecto de la ausencia de campos nuevos, mientras la demanda interna de gas natural en el mercado interno se encuentra insatisfecha por la falta de capacidad de transporte.
El 26 de diciembre, el Gobierno puso en vigencia un gasolinazo con alzas de precios de hasta 80 por ciento para el diésel, bajo el argumento de la debilidad de las finanzas públicas para subvencionar 380 millones de dólares en combustibles.
Uno de los propósitos del gasolinazo era frenar la salida de carburantes desde Bolivia a países vecinos como Chile, Perú y Brasil, donde los precios duplicaban los niveles vigentes en el país. El Gobierno denominó a esta forma de contrabando como una sangría de recursos fiscales porque el Estado importaba a un alto precio, vendía barato y terminaba beneficiando a contrabandistas que obtenían grandes ganancias con el tráfico de carburantes.
Simultáneamente, se anunció un incremento del precio del barril del petróleo de 27 a 59 dólares, con la finalidad de estimular a las petroleras extranjeras a producir crudo para obtener gasolina y diésel, y con ello disminuir las importaciones de esos combustibles.
La descripción que realiza la Fundación Jubileo señala que mientras Bolivia pagaba 27 dólares por barril a las petroleras, la cotización internacional del petróleo ascendía a 99,67 dólares en 2008 y actualmente se mantiene cerca de los 80 dólares.
La analista de asuntos energéticos de Jubileo, Célica Hernández, concluyó que existe una posibilidad de importación de petróleo desde Venezuela, a través de los puertos de Arica (Chile) o Ilo (Perú), para alimentar una nueva refinería en la zona occidental, anunciada por el presidente de la estatal YPFB, Carlos Villegas. “Es necesario importar, porque no producimos petróleo pesado” para extraer derivados como el diésel, comentó Hernández.
Hasta ahora, el Gobierno realizó operaciones para importar gasolina, diésel y gas licuado de petróleo.
La nueva planta, que sería instalada en 2013, puede procesar el petróleo que sea internado por los puertos del Pacífico para atender la demanda interna.
Tras la abrogación del gasolinazo, el incremento del precio del barril de petróleo volvió a los 27 dólares y se eligió el camino de incentivos a la exploración.
Para destacar
Importaciones. La Fundación Jubileo observa que a corto plazo se importará petróleo crudo para refinar en occidente.
Refinería. YPFB anunció la instalación de una nueva planta de procesamiento en la región occidental.
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