Dos expertos entrevistados por Página Siete aseguraron ayer que la nacionalización de los hidrocarburos se dio sin un plan técnico para controlar el sector ni para incrementar la producción de carburantes en Bolivia.
Estas explicaciones surgieron luego de que el presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Carlos Villegas, afirmara que la nacionalización de los hidrocarburos fue una decisión política, antes que una de tipo técnico.
El ex ministro de Hidrocarburos, Mauricio Medinacelli, señaló que la nacionalización fue como un reglamento a la Ley de Hidrocarburos ya existente, porque sólo obligó a las empresas petroleras que operaban en el país a firmar nuevos contratos con el Estado para que YPFB tuviera una partición mayoritaria.
Dijo que el actual problema en la producción es la creación del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), el cual genera una regalía del 50% para todos los campos exploratorios, sean grandes, pequeños o medianos.
“De esta forma sólo se hacen rentables aquellos campos de gas natural, de gran escala de los que existen en Tarija y que exportan producción. En cambio, aquellos campos pequeños, tanto de gas como petróleo que venden su producción al mercado interno, igual tienen que pagar el 50% y ven disminuida su rentabilidad”, explicó el experto
En ese contexto considera que el problema de la nacionalización es que está más concentrada en la apropiación de la renta petrolera, que en la generación de incentivos para la inversión en exploración y explotación.
A pesar de ello reconoció que la nacionalización implicó mayores recursos para YPFB y la compra de acciones del Estado para participar de la cadena hidrocarburífera.
Sin plan
Según el ex ministro de Hidrocarburos, Guillermo Torres, todas las nacionalizaciones son tomadas con criterio político, en primera instancia, pero en segundo lugar deben tener un plan técnico para conducir de buena forma tal decisión.
En el caso de Bolivia, Torres señaló que desde que se nacionalizaron los hidrocarburos no hubo un plan en el corto, mediano y largo plazo, para producir carburantes, a pesar de que las reglas ya estaban dadas y el contexto en el que vivía el país era favorable porque las convulsiones sociales se apaciguaron.
“Antes de 2006 ningún Gobierno se podía animar a hacer gestión en hidrocarburos”, consideró Torres.
Recordó que antes de 2006 las autoridades de Gobierno debían “apagar incendios todos los días”, y lo único que se pudo hacer fue aprobar bajo presión la nueva ley de hidrocarburos.
A partir de los 90 sólo se invirtió en gas
El ex ministro de Hidrocarburos, Guillermo Torres, explicó que desde 1990 la exploración de campos ricos en petróleo bajó, debido a que aumentó el interés en los campos gasíferos que contienen menor proporción de carburantes líquidos.
Desde la década de los 80 el único campo de petróleo que se exploró fue el Surubí. Recordó que en 1993 se destinaron apenas 20 millones de dólares para la exploración, “monto insignificante para procesos exploratorios”.
“Los campos (petroleros) han ido acabando y declinando desde el año 2000”, señaló la ex autoridad. Añadió que desde los años 90 muchas petroleras prefirieron invertir en campos gasíferos que se encuentran en áreas de Tarija, Santa Cruz y Cochabamba, que son más fáciles de explorar por su suelo.
En cambio las áreas ricas en carburantes líquidos, o netamente petroleros, que se encuentran en el norte paceño, Pando y Beni, tienen una estructura de suelo demasiado dura, difícil de perforar, por lo que requieren de mayores inversiones.
Según el presidente de YPFB, Carlos Villegas, sí hay una declinación de los campos petrolíferos que fueron descubiertos en Bolivia en 1940 y 1950. “Estos campos maduros, ahora están en declinación, y por eso hemos elaborado en 2010 un agresivo Plan de Exploración (2010-2020) y queremos más petróleo”.
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