Los principales beneficiarios (del subsidio a los hidrocarburos) no son los grupos más vulnerables de la sociedad, que tienen un consumo bajo de energía y combustible”, asegura la jefa de la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) para Bolivia, Ana Corbacho.
La representante conversó con Página Siete en Washington, Estados Unidos, en el marco de la asamblea de ese organismo. Habló de la importancia de fijar incentivos eficaces y de la exploración demorada en Bolivia en materia de hidrocarburos.
El costo del subsidio a los hidrocarburos en Bolivia es elevado, ¿cómo ve el FMI que se mantenga esta política?
Nuestra recomendación fue planificar la reforma al subsidio a los hidrocarburos por dos motivos: primero, porque el costo fiscal es elevado y, segundo, porque los principales beneficiarios no son los grupos más vulnerables de la sociedad, con consumo bajo de energía y combustible. Por tanto, una reforma que permita cobrar el precio más alineado con el mercado mundial aumentaría los recursos fiscales disponibles, que hasta se podrían utilizar para compensar de forma focalizada el impacto que pueda tener el alza en las familias de menores ingresos. Como está diseñado, hoy el subsidio no está fiscalizado, beneficia a familias de ingresos elevados y de bajos, pero las primeras consumen más y son más favorecidas.
¿El alza en el precio de los hidrocarburos no generaría también inflación?
El impacto en los precios hay que verlo con cuidado y, en el caso de combustibles, es un insumo para la generación de muchos productos; un alza puede incidir en el precio de otros productos. Es importante un paquete de políticas macroeconómicas que permita hacer el ajuste y evitar la espiral inflacionaria, además de una buena comunicación. Que exista ese riesgo, que es manejable, no significa que hoy estemos mejor en una situación en la que el gasto del subsidio es de más de tres puntos del Producto Interno Bruto (PIB), lo que genera otros costos.
Después de la nacionalización, ¿se puede motivar las inversiones privadas en hidrocarburos?
En relación con la exploración de gas natural, es un área en la que, así el sector público tenga primacía, mayoría accionaria y un rol protagónico, hace falta capital privado y eso ha sido difícil. Es difícil avanzar en exploración en parte porque aún hay reformas legales en curso. Este proceso (nacionalizador), que ha sido largo y que no dio certidumbre al sector privado, puede haber impactado en el clima de negocios y en la posibilidad de atraer más inversión a ese sector. Es algo que las autoridades quieren impulsar y eso es importante, porque el horizonte de recursos del país es corto; la proyección es que a mediados de 2020 las reservas de gas natural probadas estarían casi en extinción, por eso se debe explorar más y esos procesos demoran años.
Entonces, ¿urge acelerar la nueva Ley de Hidrocarburos?
Lo hemos puesto sobre la mesa, es una de las leyes que se deben finalizar para dar certidumbre al inversor privado, no cuestionamos que se dé prioridad al sector público, sino que se promueva un marco estable para que la inversión privada aporte.
Se aprobó una nueva Ley de Promoción de Inversiones, ¿cuál es su importancia?
Es una ley que avanza alineada a la Constitución Política del Estado y da prioridad al sector público en la economía. El segundo elemento es que se da supremacía a la inversión doméstica con respecto a la extranjera. Sobre los incentivos, abre oportunidad de darlos pero son de carácter muy general, ni siquiera es factible ver dentro de la ley si los incentivos serán en subsidios, en qué tipo de impuestos, se deben ver los detalles.
Y en cuanto a los incentivos fiscales, es importante que se evalúen antes, durante la implementación y en su costo de efectividad, porque puede ser una pérdida de impuestos. Lo que se quiere es atraer inversión y no subsidiar la que existe.
¿Hay algún riesgo en impulsar la economía con incentivos a la demanda interna?
Esa orientación de política contracíclica fue importante durante la crisis global, cuando el escenario mundial y regional era negativo para dar un impulso monetario y fiscal. En 2008 y 2009 hubo una desaceleración, pero la economía boliviana consiguió un crecimiento positivo gracias a este estímulo. Desde entonces la economía se ha recuperado y a tasas positivas de crecimiento, y eso ha sido impulsado por la demanda interna. Pero en nuestra evaluación, hoy, vemos que ya ese impulso con esas políticas es menos necesario que antes, porque el nivel del PIB se ha recuperado.
Mientras el escenario de crecimiento sea fuerte como esperamos, la posición de las finanzas públicas debería ser neutral, ni sobreestimular, ni quitar estímulos, eso es moverse a balances fiscales más elevados.
"Es difícil avanzar en exploración porque aún hay reformas legales en curso. Este proceso ha sido largo y no dio certidumbre al
sector privado”.
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