Las comerciantes afirman que el precio del gas boliviano se incrementó hasta en 90 por ciento. El Alcalde de Desaguadero-Perú dice que en el sector norte de esa población se presenta el 80 por ciento del movimiento ilegal.
“Hay gas pero ha subido por el control en la frontera. Cada balón cuesta 95 soles (alrededor de 250 bolivianos aproximadamente, pero hay”. La voz es de una comerciante de Desaguadero-Perú, donde el gas licuado de petróleo (GLP) boliviano es muy cotizado y hay garrafas por centenas.
El producto, que en el mercado local escasea, es vendido en la frontera con el Perú entre 10 y 15 soles cada garrafa al por mayor, pero hay distribuidoras bolivianas que han abierto una especie de subsidiarias en las poblaciones fronterizas del vecino país a través de las que obtienen jugosas ganancias de hasta el 900 por ciento.
Un vecino de Desaguadero-Bolivia, quien se identifico como Miguel Salas, dijo que “no tenemos gas ni para nosotros, pero al frente hay, aunque es muy caro. No podemos protestar o reclamar, porque es otro país, pese a que nos divide sólo un puente. Compramos nomás el gas a ese precio, entre 85 y 90 soles, para no morirnos de hambre”.
Desaguadero-Bolivia es la capital de la cuarta sección municipal de la provincia Ingavi, del departamento de La Paz. Su alcalde, Lucio Flores, asegura que “ya no hay contrabando, hay control policial y militar que evita esta práctica”, empero algunos comerciantes consultados por La Prensa afirman que el contrabando hormiga no se ha erradicado y cual si fuesen vampiros operan entre las 04.00 a 06.30 y de 19.30 a 22.00. Utilizan botes, taxicholos y motocargas.
Sin mucho control. En una visita realizada a la población de Desaguadero-Bolivia, se pudo evidenciar que no hay control militar y mucho menos policial. Unos 20 bidones con combustible en el puesto militar del Regimiento Lanza de Guaqui muestran el trabajo de control que realizan los soldados, pero a 25 kilómetros de ese punto se traslada más de un millar de garrafas, diésel y gasolina, en sólo tres días. Nadie sabe cómo, ni por dénde pasan las garrafas y los combustibles líquidos, pero muchos de los vecinos en Desaguadero afirman que los contrabandistas se dan modos. Un hombre de aproximadamente 50 años, que no quiso revelar su nombre, declara que “Desaguadero no duerme, en las madrugadas de los días de feria nadie dice nada, aquí no tienen ingreso ni policías ni militares. Corre mucho dinero y los que ganan son los comerciantes que después de desvelarse, disfrutan el día al tomar unas cervezas”.
Kasani. Un efectivo de la Policía de Perú comenta que en Desaguadero, la actividad del contrabando ha se ha reducido y que, además, se ha desplazado a 160 kilómetros de la sede de Gobierno, en la población fronteriza de Kasani, donde los contrabandistas han hecho crecer los negocios de venta de comida, bebida y transporte con sus actividades ilegales.
El efectivo de la PNP, en la conversación, afirma que "ahí hay más gas boliviano que en Desaguadero-Perú. Mucha gente de este municipio se traslada hasta esa región para adquirir cada balón en hasta 80 soles y después lo revenden por este lado”.
El alcalde de la región de Desaguadero, Perú, Juan Carlos Aquino, dice que el 80 por ciento del contrabando se acentuado en la parte norte del Desaguadero y que por ello urge la construcción de una zona franca en la zona para controlara el ingreso y salida de mercadería ilegal. “El gas es uno de los productos que más se contrabandea, después están los alimentos de primera necesidad, azúcar, arroz y hasta fideo, pero depende de la demanda que hay en la población. Como municipio estamos trabajando en el control de todos estos productos”.
La autoridad regional afirma que se han firmado varios convenios para frenar este ilícito que ha provocado pérdidas en más de 200 millones de dólares a ambos países, pero que los esfuerzos realizados no son del todo positivos.
En tanto a plena luz del día el contrabando hormiga persiste, utilizando las barcazas que están sobre el río Desaguadero, a unos 500 metros del puente internacional que une a Bolivia con el Perú y donde existen oficinas de control Migratorio, de alimentos y Aduana, en ambos lados.
Un efectivo policial de Bolivia, nos requisa al azar para mostrar que hay control, mientras los taxicholas con cargas de papa peruana ingresa sin control a territorio nacional y donde su preció se incrementado en los dos últimos meses en los centos de abasto locales.
80 por ciento de la población en Desaguadero se dedica al comerción,
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