miércoles, 26 de marzo de 2008

Inercia en inversión petrolera tiene fuerte acento político

Los actuales datos de reservas y producción tienen un carácter concluyente.

A la fecha es ya inevitable concluir que el flujo de inversiones hacia el sector petrolero en Bolivia es insuficiente inclusive para garantizar, mínimamente, la indispensable reposición de reservas explotadas y comercializadas en la media década pasada e, incluso, para sustentar los actuales niveles de producción.

La aseveración corresponde a Carlos Alberto López en el ensayo “De la inversión a la prédica”, publicado en el presente mes y en el que se realiza una exhaustiva evaluación al estado de las reservas, producción, perforación de pozos y perspectivas de inversión, a la luz de los últimos anuncios de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).

De las cifras expuestas concluye que tres son los principales factores que inciden en la inercia del sector, “primero, que los montos actuales de inversión en el sector no representan sino una cuarta parte de los picos alcanzados hace una década; segundo, que el inicio del desplome de la inversión petrolera coincidió con el proceso de politización del gas a partir de 2002; y, tercero, que ésta contracción se consolidó a partir de los aprestos nacionalizadores y la inseguridad e incertidumbre derivadas de ellos”.

Reservas y producción

A pesar de la ausencia de datos oficiales desde principios de 2006, afirma López, hoy es ampliamente reconocido que las reservas probadas del país se han contraído alarmantemente “según revelan informes oficiales del Ministerio de Hidrocarburos y Energía refrendados por YPFB para el período enero de 2007”, según la publicación de un semanario cruceño especializado en hidrocarburos.

Mientras que éstas inversiones alcanzaron un pico de 28.7 trillones de pies cúbicos (TCF’s) en 2002, a la fecha se habrían reducido a alrededor de 18.8 TCF’s. La producción bruta de gas natural parecería haber llegado ya en 2005 a un techo de entre 41 y 42 millones de metros cúbicos por día (MMmcd).

“Este estancamiento de la producción de gas natural contrasta marcadamente con el rápido crecimiento que se observó entre 2000 y 2005, cuando pasó de los 15.58 MMmcd a los 40.24 MMmcd en sólo cinco años”, puntualiza el investigador.

Por su parte, la producción de crudo, condensados y gasolina natural, esenciales para el abastecimiento de carburantes en el mercado interno, no logró remontar durante la gestión 2007 el nivel de producción alcanzado en 2005 –de 50,756 barriles por día (Bbld)–, y se situó 1,649 Bbld por debajo de la obtenida dos años antes a pesar de haberse expandido aceleradamente, en casi 20,000 Bbld, en los cinco años anteriores.

Estos datos “demuestran que los flujos de inversión en el sector han sido, y continúan hoy siendo apenas suficientes para cumplir exclusivamente con aquellos compromisos respaldados por los contratos de aprovisionamiento suscritos por las petroleras con anterioridad a la aprobación de los nuevos contratos de operación en octubre de 2006: es decir, los destinados exclusivamente al mercado interno, al contrato de exportación suscrito en 1996 entre YPFB y Petrobras y, posiblemente, a los 4 MMmcd inicialmente comprometidos a la Argentina a través del Convenio Temporario de Venta de Gas Natural de abril de 2004”.

Incumplimientos

López observa que a la fecha YPFB no ha concretado Acuerdos de Entrega que respalden los compromisos de abastecimiento interno y de exportación recientemente asumidos por el país.

Ante una capacidad de producción de 41.7 MMmcd en 2007 que se ha mantenido prácticamente estática en los últimos tres años, las obligaciones contractuales de Bolivia a la fecha suman alrededor de 47 MMmcd. “Salvo una renegociación del contrato de exportación con Argentina y/o un retraso en la implementación del proyecto siderúrgico de El Mutún, éstas alcanzarán los 74 MMmcd en enero de 2010”.

De la misma manera, da cuenta que en el frente de los líquidos, salvo un crecimiento significativo en la producción de gas natural en los próximos años que venga acompañada de suficientes volúmenes de líquidos asociados para compensar la inexorable declinación de los antiguos campos productores de crudo, “Bolivia podría estar, además, en el umbral de perder su capacidad de autoabastecimiento. La producción a 2007, de 49,107 Bbld, se encuentra 1,649 Bbld por debajo de la obtenida dos años antes y el excedente exportable de líquidos se ha reducido en casi un 30%, de más de 15,000 Bbld en 2005 a menos de 11,000 Bbld en la gestión pasada”.

Indicadores de inversión

Para dar cuenta del estado de las inversiones en el sector y su impacto en las mismas, López recurre a dos indicadores que dan cuenta de la “inercia” y “rezago” de las mismas. Estos indicadores son: exploración y actividad perforatoria en exploración y desarrollo.

En ese sentido, da cuenta que “más allá de los anuncios y las proclamas de buenas intenciones”, en 2007 se perforaron concretamente tres pozos en Bolivia: dos exploratorios (Huacaya–X1D por Repsol en Chuquisaca; y Tacobo X–1002 por Pluspetrol en Santa Cruz) y uno de desarrollo (Sábalo 5D por Petrobras en Tarija).

Recurriendo a datos estadísticos da cuenta que este nivel de actividad contrasta marcadamente con los 64 a 65 pozos perforados anualmente en el país entre 1998 y 2000; con los 1,449 pozos perforados en Argentina; los 260 perforados en Brasil; los 166 perforados en Perú o los 73 perforados en Colombia el año pasado.

De la misma manera, califica como “otro indicador incontrastable del nivel real y de las perspectivas de corto plazo de la actividad perforatoria en exploración y desarrollo –y por lo tanto de la verdadera dinámica coyuntural de la inversión petrolera en el país– es “el número de plataformas de perforación en terreno”.

“En 2007 el número promedio de equipos de perforación en Bolivia se situó en tres; a la fecha, uno de ellos ha salido del país y sólo dos se encontrarían en actividad. Consiguientemente, a cambio de percibirse algún indicio de un repunte en la dinámica perforatoria en el país, por el momento ésta simplemente parecería estar consolidando su reciente inercia”, observa el investigador petrolero.

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