La subvención por habitante o per cápita de los carburantes llegará este año a 690 bolivianos (99 dólares), monto que supera casi 25 veces o en 2.364% a lo que costaba en 2006, cuando apenas alcanzaba a 28 bolivianos.
Según la respuesta del Gobierno al pliego petitorio nacional de la COB, el subsidio al diésel, la gasolina y el Gas Licuado de Petróleo (GLP), entre otros combustibles, tiene un costo anual de 7.380 millones de bolivianos (1.060 millones de dólares). El Estado subvenciona los energéticos para que no se incrementen las tarifas del transporte público y, en consecuencia, otros precios de la economía.
Si se desglosa el valor que se debe erogar por cada uno de los ciudadanos del país se alcanza a 690 bolivianos, dice el informe.
En una familia promedio de cinco personas, esto representa un ahorro directo de 3.450 bolivianos, un costo asumido por el Tesoro General de la Nación.
Esto no toma en cuenta el impacto que se tiene en los precios del resto de productos alimenticios y manufacturas, entre otros, que no son cuantificados dentro de la Política Nacional de Subvención, añade el documento.
El Gobierno, según este análisis, continúa con esta política a fin de precautelar la economía de los hogares, pese a que los altos precios registrados en el mercado internacional de materias primas ocasionan continuas alzas en el precio de los carburantes.
En 2012, cuando se debatía el Presupuesto 2013, el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Luis Arce, afirmó que la población debe pronunciarse sobre si vale la pena gastar más de mil millones de dólares en la subvención de los carburantes, porque tal costo será creciente.
El 25 de diciembre de 2010 el Gobierno levantó el subsidio y subió el precio de la gasolina en un 57% y el del diésel en 82%, pero tuvo que retirar ese gasolinazo por las protestas.
En 2012, la subvención costó 981 millones de dólares.
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