miércoles, 8 de abril de 2015

Las grandes compañías petroleras en dificultades por disminución de las reservas

Los mayores grupos de petróleo y gas del mundo perdieron más de mil millones de barriles de reservas en 2014, la mayor caída en al menos seis años, según cifras que muestran que el historial de exploración de éstas ha empeorado conforme disminuyen los grandes descubrimientos.

Los últimos informes anuales de las grandes compañías energéticas, las "Cinco Grandes" (BP, Chevron, ExxonMobil, Royal Dutch Shell y Total) muestran que las reservas probadas de todo el grupo se redujeron a 78,6 mil millones de barriles equivalentes de petróleo (BEP) el año pasado, desde un poco más de 80 mil millones de BEP el año anterior, la mayor caída desde al menos el 2008.

La causa de la caída es una disminución sustancial del número de barriles agregados a las reservas como resultado de los recientes descubrimientos y extensiones de los campos de petróleo y gas existentes, según el análisis de datos hecho por Morgan Stanley. Esa cifra se redujo 24 por ciento el año pasado a 2,3 mil millones de BEP y casi se ha reducido a la mitad de los 4,4 mil millones de BEP en 2011.

Aunque estas cifras pueden ser volátiles, y dependen en parte de la cantidad de barriles que las compañías deciden registrar como reservas "probadas", el cada vez más deteriorado rendimiento de la exploración (si se mantiene) generará dudas sobre la capacidad de las compañías para crecer a largo plazo sin hacer adquisiciones.

Las reservas son bienes bancarios a los cuales las compañías de petróleo y gas deben seguir contribuyendo para mantener la producción en el futuro. Están obligadas a publicar datos sobre las reservas probadas, las cuales las compañías tienen la intención de desarrollar, pero no sobre las reservas probables.

Martijn Rats, analista de Morgan Stanley, dice que el año pasado fue "bastante decepcionante" en cuanto a descubrimientos realizados mediante perforación exploratoria. Los grandes hallazgos, como el campo Johan Sverdrup de Statoil en el Mar del Norte noruego en 2010, son cada vez más escasos.

Los informes anuales coinciden con las cifras de IHS, la compañía de investigación, las cuales muestran que el año pasado los descubrimientos de nuevas reservas de petróleo y gas cayeron a su nivel más bajo en al menos dos décadas.

El índice de reposición de reservas de las cinco compañías, una medida de cuánto petróleo y gas se añade a las reservas en relación con la producción, fue de 84 por ciento el año pasado, el nivel más bajo desde 2010. Es cierto que esta relación se vio afectada a la baja por las fuertes caídas anuales que sufrieron Shell y BP. Sin embargo, sólo Chevron informó de un aumento interanual de las extensiones y descubrimientos.

Mientras que el auge de la producción de esquisto estadounidense ha elevado la producción total estadounidense y ha contribuido a la caída del 50 por ciento en los precios del crudo desde el verano pasado, los productores que encabezan ese repunte de la producción han sido los operadores más pequeños.

Al mismo tiempo, las grandes compañías, bajo presión de los inversionistas para mejorar los rendimientos tras años de creciente inflación de costos, han frenado el gasto de capital. Wood Mackenzie, la consultoría de energía, predice que los presupuestos de exploración de toda la industria se reducirán un 30 por ciento este año después de la caída del precio del petróleo.

Una disminución de las reservas podría no ser contraproducente si la calidad de esas reservas está mejorando. En efecto, si se analiza más detenidamente, la perspectiva general es más complicada que lo que sugieren los cambios interanuales.

Aunque las reservas probadas de las "Cinco Grandes" se redujeron el año pasado, la vida útil de esos bienes ha ido en aumento, de 12,6 años en 2010 a 14,1 años en 2014.

Esto refleja en parte la naturaleza de los barriles agregados a las reservas. El gas licuado natural y las arenas petrolíferas de Canadá, que representan una parte sustancial de las reservas agregadas recientemente, tienen una vida útil más larga que los hallazgos de crudo convencional. Este cambio en los bienes debe llevar a flujos de caja más estables, según los analistas.

A menos que las grandes compañías reviertan la disminución de los descubrimientos (lo cual parece poco probable ya que se ha recortado la exploración) tendrán que encontrar otras maneras de contribuir a las reservas.

Una forma de lograrlo es llegar a acuerdos con los gobiernos anfitriones que les permitan a las compañías registrar las reservas probadas como activos contables, como Total y Shell han hecho con el campo gigante brasileño Libra. La subasta mexicana de participaciones en depósitos submarinos será una de esas oportunidades.

Si se alcanza un acuerdo nuclear con Irán que levante las sanciones impuestas por Occidente y abra el país a la inversión estadounidense y europea, podría ocurrir un cambio en los acuerdos que les permiten a las compañías petroleras registrar las reservas. Irak, bajo una severa presión presupuestaria, ha insinuado que podría cambiar de contratos de servicio a contratos de producción compartida.

Otra forma es a través de adquisiciones. Rats de Morgan Stanley dice: "Históricamente las grandes compañías no son las exploradoras más eficientes. Las compañías más pequeñas suelen hacer mejores exploraciones. Pero donde realmente se destacan las grandes compañías es en el desarrollo".

"Cuando el precio del petróleo cae repentinamente, las compañías más pequeñas se meten en problemas y sus acciones se abaratan. Las grandes compañías, con sus bajísimos costos por intereses, se apoderan de estos activos en la parte inferior del ciclo. Si se hace bien, puede ser una manera muy eficaz de añadir recursos".

Y eso es exactamente lo que la propia Exxon ha insinuado que podría suceder, anunciando que se encuentra "atenta" a adquisiciones complementarias. Los analistas señalan a la industria del esquisto estadounidense, donde el alto endeudamiento podría volver vulnerables a los operadores, como un posible objetivo. Después de haber tenido dificultades con el esquisto en el pasado, la pregunta actual para las grandes compañías es si pueden permitirse el lujo de no participar en el negocio del esquisto. La respuesta podría ser no.

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