* Tiene su origen en la promesa de construcción de 49 plantas termoeléctricas
* Dos ‘gemelas’ , una en Puerto Suárez y otra en Corumbá, solo se construyó la brasileña.
* Se abre nuevo conflicto con el vecino país, está vez por una deuda en entredicho.
La construcción y presencia del gasoducto de San Marcos, en la frontera con el Brasil, obedece a la inicial intención del gobierno del presidente de ese país Luis Henrique Cardozo de construir por lo menos 49 termoeléctricas: 25 en Brasil y 24 en Bolivia; que, a la postre, deberían ser alimentadas por el gas natural boliviano.
Sin embargo, como afirmó el ex ministro de Hidrocarburos, Andrés Soliz Rada, “Ni una sola fue instalada en suelo boliviano. Luego aceptó instalar una planta en la zona boliviana de la frontera. La termoeléctrica fue construida en el lado brasileño, alimentada con un gasoducto clandestino. Al producirse el reclamo pertinente, autoridades de Corumbá (Brasil) dispusieron, como represalia, que los enfermos bolivianos, internados en el hospital de esa población, fueran desalojados. El abuso se prolongó por varias semanas”.
En la actualidad sólo los ramales del San Marcos están en operación, llevando gas a las plantas termoeléctricas de Gravetal y la Cooperativa Rural de Electricidad (CRE), transportando cerca de 300.000 metros cúbicos por día.
El gasoducto San Marcos (Gasam), entre la línea de exportación a Brasil (GBT) y El Mutún, tiene una longitud de 23 kilómetros con una capacidad de un millón de metros cúbicos diarios a través de una tubería de 18 pulgadas, pero con ramales a Gravetal y CRE, de acuerdo con datos técnicos, informa ANF.
La otra conexión es el Gasoducto Termopantanal, de 409 metros con una cañería de 12 pulgadas para transportar también un millón de metros cúbicos. Sin embargo, esta línea aún no está conectada a ningún punto de entrega.
El gasoducto Gravetal tiene 6,10 kilómetros de longitud con tubería de 6 pulgadas de diámetro, para transportar 200.000 millón de metros cúbicos diarios, y el gasoducto CRE de 160.000 metros con una cañería de doce pulgadas para transportar 100.000 millón de metros cúbicos diarios.
Promesas incumplidas
El también ex parlamentario Soliz Rada, recuerda “que Brasil es el país que más territorio usurpó a Bolivia, en su historia de permanentes mutilaciones territoriales, y que los gobiernos de Brasilia consideran al débil vecino como a su propio patio trasero, sobre el que creen tener mayores ‘derechos’ que las transnacionales y los centros de poder mundial”.
“En 1999, al comenzar las exportaciones de gas a San Pablo, Petrobras anunció que la materia prima serviría para instalar 49 termoeléctricas: 25 en Brasil y 24 en Bolivia. Ni una sola fue instalada en suelo boliviano”, explica la ex autoridad.
Sin embargo, también es necesario recordar que a mediados de los años ’90 cuando en Brasil fue azotado por una severa sequía, entonces el Gobierno de ese país insistió en obtener y garantizarse el gas boliviano a toda costa para no frenar su desarrollo, como en la actualidad acontece.
De allí que Cardozo hubiera aceptado todas las condiciones iniciales que le propusieron los sucesivos gobiernos bolivianos, incluyendo la construcción de dos plantas termoeléctricas “gemelas”, una en Puerto Suárez y otra en Corumba, así como la construcción de complejos petroquímicos a ambos lados de la frontera.
Empero, la llegada a la presidencia de Luiz Inazio Lula da Silva, de mano del Partido de los Trabajadores (PT), echó por tierra todas las promesas que se realizó a los gobiernos bolivianos para la obtención del gas natural con destino a las 49 plantas termoeléctricas.
Punto muerto
Fue en ese interín que el Gasam vio efectivizada su construcción y, posteriormente, abandonado a su suerte, hasta que la CRE y Gravetal instalaron sus propias plantas y empezaron a adquirir gas de Petrobras Bolivia Transporte (PBT).
Ahora, luego del proceso de nacionalización que implica que Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), debe hacerse cargo de toda la cadena de hidrocarburos, incluyendo la agregación, el transporte, el almacenamiento, la comercialización e incluso, posteriormente, de la explotación y operación de campos, es quien junto a PTB deben encontrar una solución adecuada.
En declaraciones a una Red de Televisión, el presidente de YPFB aseguró que: “Hemos señalado a Petrobras Transportes que no tenemos ninguna deuda con ellos. Lo que pasa es que hay un gasoducto que alimenta a CRE y Gravetal y otros, y la capacidad utilizada hoy día es solamente 10 por ciento, o sea que tiene 90 por ciento de capacidad ociosa. Si quisiéramos pagar, esa tarifa, no les compensa su actividad a ellos. Eso es los que nos han expresado”.
Por ahora, la solución esta en un limbo indeterminado que queda por resolver y en el medio se encuentra la provincia Germán Bush, beneficiaria de la generación eléctrica por parte de la CRE.
* Dos ‘gemelas’ , una en Puerto Suárez y otra en Corumbá, solo se construyó la brasileña.
* Se abre nuevo conflicto con el vecino país, está vez por una deuda en entredicho.
La construcción y presencia del gasoducto de San Marcos, en la frontera con el Brasil, obedece a la inicial intención del gobierno del presidente de ese país Luis Henrique Cardozo de construir por lo menos 49 termoeléctricas: 25 en Brasil y 24 en Bolivia; que, a la postre, deberían ser alimentadas por el gas natural boliviano.
Sin embargo, como afirmó el ex ministro de Hidrocarburos, Andrés Soliz Rada, “Ni una sola fue instalada en suelo boliviano. Luego aceptó instalar una planta en la zona boliviana de la frontera. La termoeléctrica fue construida en el lado brasileño, alimentada con un gasoducto clandestino. Al producirse el reclamo pertinente, autoridades de Corumbá (Brasil) dispusieron, como represalia, que los enfermos bolivianos, internados en el hospital de esa población, fueran desalojados. El abuso se prolongó por varias semanas”.
En la actualidad sólo los ramales del San Marcos están en operación, llevando gas a las plantas termoeléctricas de Gravetal y la Cooperativa Rural de Electricidad (CRE), transportando cerca de 300.000 metros cúbicos por día.
El gasoducto San Marcos (Gasam), entre la línea de exportación a Brasil (GBT) y El Mutún, tiene una longitud de 23 kilómetros con una capacidad de un millón de metros cúbicos diarios a través de una tubería de 18 pulgadas, pero con ramales a Gravetal y CRE, de acuerdo con datos técnicos, informa ANF.
La otra conexión es el Gasoducto Termopantanal, de 409 metros con una cañería de 12 pulgadas para transportar también un millón de metros cúbicos. Sin embargo, esta línea aún no está conectada a ningún punto de entrega.
El gasoducto Gravetal tiene 6,10 kilómetros de longitud con tubería de 6 pulgadas de diámetro, para transportar 200.000 millón de metros cúbicos diarios, y el gasoducto CRE de 160.000 metros con una cañería de doce pulgadas para transportar 100.000 millón de metros cúbicos diarios.
Promesas incumplidas
El también ex parlamentario Soliz Rada, recuerda “que Brasil es el país que más territorio usurpó a Bolivia, en su historia de permanentes mutilaciones territoriales, y que los gobiernos de Brasilia consideran al débil vecino como a su propio patio trasero, sobre el que creen tener mayores ‘derechos’ que las transnacionales y los centros de poder mundial”.
“En 1999, al comenzar las exportaciones de gas a San Pablo, Petrobras anunció que la materia prima serviría para instalar 49 termoeléctricas: 25 en Brasil y 24 en Bolivia. Ni una sola fue instalada en suelo boliviano”, explica la ex autoridad.
Sin embargo, también es necesario recordar que a mediados de los años ’90 cuando en Brasil fue azotado por una severa sequía, entonces el Gobierno de ese país insistió en obtener y garantizarse el gas boliviano a toda costa para no frenar su desarrollo, como en la actualidad acontece.
De allí que Cardozo hubiera aceptado todas las condiciones iniciales que le propusieron los sucesivos gobiernos bolivianos, incluyendo la construcción de dos plantas termoeléctricas “gemelas”, una en Puerto Suárez y otra en Corumba, así como la construcción de complejos petroquímicos a ambos lados de la frontera.
Empero, la llegada a la presidencia de Luiz Inazio Lula da Silva, de mano del Partido de los Trabajadores (PT), echó por tierra todas las promesas que se realizó a los gobiernos bolivianos para la obtención del gas natural con destino a las 49 plantas termoeléctricas.
Punto muerto
Fue en ese interín que el Gasam vio efectivizada su construcción y, posteriormente, abandonado a su suerte, hasta que la CRE y Gravetal instalaron sus propias plantas y empezaron a adquirir gas de Petrobras Bolivia Transporte (PBT).
Ahora, luego del proceso de nacionalización que implica que Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), debe hacerse cargo de toda la cadena de hidrocarburos, incluyendo la agregación, el transporte, el almacenamiento, la comercialización e incluso, posteriormente, de la explotación y operación de campos, es quien junto a PTB deben encontrar una solución adecuada.
En declaraciones a una Red de Televisión, el presidente de YPFB aseguró que: “Hemos señalado a Petrobras Transportes que no tenemos ninguna deuda con ellos. Lo que pasa es que hay un gasoducto que alimenta a CRE y Gravetal y otros, y la capacidad utilizada hoy día es solamente 10 por ciento, o sea que tiene 90 por ciento de capacidad ociosa. Si quisiéramos pagar, esa tarifa, no les compensa su actividad a ellos. Eso es los que nos han expresado”.
Por ahora, la solución esta en un limbo indeterminado que queda por resolver y en el medio se encuentra la provincia Germán Bush, beneficiaria de la generación eléctrica por parte de la CRE.
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