En ese lugar, un consorcio internacional construye por cuenta de YPFB una planta de tratamiento y separación, para procesar el gas que proviene de los pozos del sur de Bolivia. Para esa planta deben llegar los tanques transportados en camiones que no superan la velocidad de 20 kilómetros por hora.
Los tanques llegaron en barco desde España al puerto de Buenos Aires; desde allí están siendo transportados desde el 3 de noviembre del año pasado y se prevé que llegarán a destino en el transcurso de esta semana.
Los camiones, para soportar el impresionante peso de su carga están dotados de 34 juegos de cubiertas dobles; la logística está a cargo de tres empresas que con camionetas van abriendo y cerrando el paso de las unidades que ocupan prácticamente la totalidad de la cinta asfáltica.
Al operativo se suma personal de la Gendarmería Nacional Argentina pero el mayor inconveniente se presenta en el puente que une las localidades de Salvador Mazza (Argentina) con San José de Pocitos (Bolivia).
El edificio es en ralidad un tinglado con oficinas pero por órden de la cancillería Argentina deberá ser desmontado - lo mismo sucedió en el control Aguaray - para permitir el paso de los dos camiones.
Unos 50 metros más adelante y sobre la quebrada internacional, se encuentra el puente internacional Salvador Mazza-Pocitos, una estructura que se encuentra con algunas deficiencias por el paso permanente de unidades de gran peso. La “prueba de fuego” será soportar las 200 toneladas que pesa cada unidad.
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