martes, 28 de enero de 2014

Subvención ¿una bomba de tiempo?



El precio definitivamente constituye en un marcador de la abundancia o de la escasez. Si es bajo marca abundancia y si el mismo es alto marca la escasez. El precio también constituye en un incentivo o desincentivo para el consumo, si es bajo será un incentivo y si es alto será un desincentivo.

En nuestro país el precio de la gasolina y del diésel es comparativamente bajo en relación al mercado internacional. Aproximadamente alcanza un tercio del precio de la gasolina o diésel de la mayoría de los países del mundo, entre ellos los vecinos como Perú, Brasil, Argentina y Paraguay. Esta situación generó en los últimos tiempos el incentivo perverso al contrabando de ambos productos como también del gas licuado de petróleo (GLP). Empero, es menester reconocer que la intervención del Ejército boliviano ha mejorado el control de esta lacra y la provisión de estos productos en las fronteras.

Paralelamente, los precios bajos de la gasolina y del diésel han generado una mayor demanda de automotores, y estas a su vez impulsan una mayor demanda de combustible. Consecuentemente, en los últimos años la necesidad de producción e importación de gasolina, diésel y GLP por parte del YPFB ha crecido significativamente como es el caso del subsidio por parte del Estado boliviano.

El subsidio en Bolivia podría definirse, por su origen, como el proveniente de la importación y el del precio del petróleo crudo en mercado interno de aproximadamente 28 $us/Bbl versus el WTI que, al 23 de enero de 2014, asciende a 96.85 $us/Bbl (menos de un tercio del precio internacional).

Bajo las actuales circunstancias, la demanda en el mercado interno de combustibles con la subvención de la importación y del precio del petróleo en mercado interno, parece crecer incontrolablemente, en porcentajes evidentemente mayores comparando con los países de nuestro entorno y con el resto de los países del mundo, salvo contadas excepciones.

Una opción intermedia de solución es quitar el subsidio ‘ciego’ y dirigirlo a las clases menos pudientes, o solo para el autotransporte; no obstante la operativa es muy difícil, precisamente por la gran cantidad de incentivos perversos que genera, en especial en los países pobres y poco formalizados. Otra opción es trabajar con el cambio de la matriz energética de líquidos a gas natural de manera persistente e intensa, donde no solo el autotransporte este incluido sino también a los privados, con énfasis especial a las fronteras

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