viernes, 8 de marzo de 2013

Gasoducto virtual, la apuesta de YPFB para crear mercados


Gas natural convertido en líquido a través de la compresión para ser transportado en camiones a zonas alejadas de los ductos convencionales, ése es básicamente el concepto del denominado gasoducto virtual, un proyecto de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) que pretende llevar, inicialmente, gas natural comprimido (GNC) y posteriormente gas natural licuado (GNL) a unas 25 poblaciones de seis departamentos.

Según el resumen ejecutivo de YPFB, el proyecto piloto se implementará en tres poblaciones del altiplano para luego ir abarcando las demás regiones previstas, con el objetivo de promover la industrialización y el cambio de la matriz energética, masificando el uso de gas natural como sustituto de otras fuentes de energía en el mercado interno. El objetivo principal del proyecto es contribuir al cambio de la matriz energética del país.

Los especialistas Hugo del Granado y Bernardo Prado lo consideran acertado y como una buena alternativa para que YPFB cree mayor mercado interno para el gas natural; sin embargo, ambos tienen sus cuestionamientos.

Prado observa que el problema de fondo es la infraestructura caminera, cuyo estado no es el más óptimo en algunas regiones y podría influir en el cumplimiento de las normas de seguridad para transportar el GNC.

Mientras que Del Granado opina que YPFB debería priorizar si construir plantas de GNC o de GNL (gas natural licuado), la construcción de esta última fue licitada recientemente y las propuestas se recibirán hasta el 7 de agosto.

La semana pasada, el viceministro de Industrialización, Comercialización, Transporte y Almacenaje de Hidrocarburos, Álvaro Arnez, informó del arranque del proyecto para este mes. El documento oficial de YPFB establece que se implementaría inicialmente en las regiones de Desaguadero, Achacachi y Copacabana. El suministro de gas para el sistema será provisto por el Gasoducto al Altiplano y la planta de compresión construida en las instalaciones que la estatal petrolera tiene en Senkata.

El sistema comprimirá el gas a una presión de 250 bar (unidad de presión), llenando los módulos de almacenaje, instalados en una estación de compresión, que serán cargados a un tráiler y transportados a los lugares señalados donde se descomprimirán para distribuirlos a la población.

Posteriormente se extenderá a Achacachi, Coroico y Caranavi, también en La Paz.

En Oruro, abarcará las ciudades intermedias de Challapata y Huanuni. En Potosí, será Uncía, Llallagua, Siglo XX, Catavi, Tupiza, Uyuni y Villazón. En Beni, atenderá a Riberalta, Guayaramerín, San Borja, Rurrenabaque, Santa Ana de Yacuma y San Ignacio de Moxos. En Santa Cruz, a San Ignacio de Loyola, San José de Chiquitos, Roboré, San Julián y Ascensión de Guarayos. Y en Pando a Cobija.

Prado considera que el proyecto está basado en un buen concepto porque “no tiene sentido una inversión en ductos convencionales en zonas de escasa demanda”. Añade que otros beneficios adicionales son el freno al contrabando porque ni el GNC ni el GNL se pueden contrabandear y se reducirá el consumo de GLP que tiene precio de subsidio.

Pero el problema, apunta, radica en la mala infraestructura caminera de muchas de las regiones que se prevé abastecer y pone como ejemplo la zona de los Yungas, en La Paz, donde sólo el hecho de transportar pasajeros supone riesgos, pues los accidentes están a la orden del día por lo accidentado del camino.

“Esta es una tecnología interesante que se usa en Argentina, Perú y en el sur de Chile. Incluso van a poder transportar (GNL) en barcazas a la Amazonia, definitivamente tiene ventajas; pero hay que tener cuidado en que se cumplan todas las normas de seguridad”, afirma Prado.

Por su parte, Del Granado ve al proyecto como una buena alternativa para desarrollar mercados donde no llegan los gasoductos convencionales, ya que se incentiva el uso del gas en nuevos mercados y, por consiguiente, contribuye al cambio de la matriz energética.

Señala que es un proyecto “largamente madurado” y le sorprende que el Gobierno lo ejecute recién ahora, tomando en cuenta que hace seis años ya se disponía del marco legal para llevarlo a cabo, pues justamente él fue quien se adjudicó la licitación, lanzada entonces por la Agencia Nacional de Hidrocarburos, para elaborar el reglamento del gasoducto virtual.

“Es un proyecto interesante, pero (YPFB) tendría que priorizar porque acaba de lanzar una licitación para una planta de GNL. Entonces ¿qué es más económico y qué es más factible? Porque es ocioso hacer ambos”, opina.

Del Granado se refiere a la planta de GNL, cuya licitación para desarrollar la ingeniería, procura, construcción y puesta en marcha fue lanzada recientemente, con un precio base de 137 millones de dólares. YPFB informó que la firma del contrato está prevista para septiembre.

Del Granado señala que ambos proyectos tienen como objetivo llevar gas a poblados alejados, por lo que considera que es un derroche de recursos tratar de hacer ambos.

Qué es el GNC

• Para obtener gas natural comprimido (GNC) no es preciso cambiar el estado del gas natural, explica el especialista Bernardo Prado. Lo que se hace es comprimir el gas a presión para poder envasarlo y transportarlo en contenedores.

Qué es el GNL

• Para obtener gas natural licuado (GNL) se debe cambiar el estado del gas natural, enfriándolo a 161 grados bajo cero para que se convierta en líquido, con lo que su volumen se reduce en seis veces. Para distribuirlo es preciso calentarlo.

Costos

• Estudios de YPFB señalan que construir un gasoducto de 8 pulgadas de diámetro y 112 kilómetros de largo, costaría unos 66 millones de dólares; mientras que el proyecto del GNL costaría 11 millones de dólares, es decir seis veces menos.



OPINIÓN

Francesco Zaratti *

Está en función de la gestión y las políticas

El transporte de gas metano comprimido mediante camiones es una buena solución para llegar a centros de bajo consumo, alejados de las rutas de los gasoductos.

Los camiones llegan a un “surtidor” de gas, descargan el gas a una cisterna y de ahí se realiza la distribución a carros, industrias o redes domiciliarias.

Hay obvias ventajas como expandir el consumo de un combustible barato y relativamente abundante en el país, reemplazar el uso de combustibles caros y contaminantes; limitar el contrabando de GLP y fomentar actividades artesanales o industriales en el campo, sin contar la posibilidad de reabastecer los carros que funcionan a metano comprimido (GNV).

Sin embargo, existen algunos reparos.

El primero es la gestión. La empresa (YPFB Transporte en este caso) debería garantizar un servicio eficiente y continuo en muchos puntos de abastecimiento; construir y mantener la infraestructura necesaria y mantener los precios accesibles a pesar de los costos elevados que implica este sistema. En suma, el metano es barato, pero no lo es el servicio.

En segundo lugar, la política energética de los últimos años ha privilegiado la explotación para exportar frente a la exploración. Apostar a un cambio radical de la matriz energética, en momentos en que se mantiene la incertidumbre en cuanto a reservas certificadas de gas en Bolivia, es una audacia que puede conllevar problemas a futuro, como le ha sucedido a la Argentina.

En suma, expandir el consumo interno de gas es bueno, pero esa iniciativa debe estar acompañada por fuertes inversiones en exploración, una tarea que, debido a sus implicaciones de seguridad jurídica para inversiones privadas, no es prioritaria para el actual Gobierno.

* El autor es físico y analista en energía e hidrocarburos

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