lunes, 4 de abril de 2016

El debate sobre el fracking es crucial en elecciones de EEUU

La explotación de los recursos de gas de esquisto (shale gas), por un lado transformó el panorama energético de Estados Unidos, y por otro, creó un gran revuelo entre los ambientalistas, debido al proceso de extracción denominado fracking (fracturación hidráulica ).

La problemática de esta técnica de extracción de gas de las rocas también ganó fuerza en los debates presidenciales rumbo a las elecciones en EEUU. Entre los tres candidatos principales, Donald Trump, Bernie Sanders y Hillary Clinton, la cuestión del fracking se analiza desde tres puntos de vista diferentes, según los análisis de los medios de comunicación de ese país.

Mientras que el favorito entre los republicanos Donald Trump está a favor, el candidato demócrata Sanders está en contra. La también demócrata Clinton parece estar en medio, pues admite el fracking, pero con sólo algunas condiciones.

En el fracking, las empresas de perforación inyectan una mezcla de agua y productos químicos en los pozos para fracturar la formación de esquisto, utilizando tecnologías de extracción avanzadas como la perforación horizontal. Su auge comenzó cuando la producción convencional de gas natural disminuía.

La dependencia de los combustibles fósiles importados por EEUU tuvo numerosas ramificaciones económicas, políticas, militares, sociales y otros. Por lo tanto, todos los presidentes desde Richard Nixon promovieron alguna forma de "independencia energética”, a través de -por ejemplo- una mayor conservación, mayor dependencia de los recursos naturales propios de ese país y/o el desarrollo más agresivo de los recursos alternativos y renovables.

Posturas electorales

Gran parte de los debates sobre la energía para la elección 2016 se centra en el oleoducto Keystone XL (que sería el canal de transporte de petróleo desde Canadá hasta la costa del Golfo de Texas) y el fracking, que es visto como una amenaza ambiental.

En EEUU la caída de los precios globales del crudo golpeó a sus empresas productoras de hidrocarburos no convencionales. Éstas redujeron mucho desde la mitad de junio de 2014.

Mientras que Clinton aboga por la eliminación gradual del fracking en tierras públicas, que utilizan gas natural como combustible para la transición energética de EEUU a las energías renovables, Sanders quiere una prohibición total, citando preocupaciones ambientales.

A sabiendas de la importancia del auge del shale gas, que ayudó en la conversión de EEUU en exportador de ser importador, Clinton, en lugar de imponer una prohibición completa del fracking, estableció tres condiciones, una de las más importantes incluye la reversión del "vacío legal de Halliburton”, ley que promulgó el Congreso para hacer frente a las operaciones de fracking. Esta legislación se convirtió en la Ley de Política Energética de 2005, que exime a la perforación de gas natural de la Ley de Agua Potable, mientras que deja fuera las empresas de la revelación de los productos químicos utilizados durante el fracking.

Sanders adopta una postura más agresiva en la eficiencia energética y la energía sostenible, a través del uso más amplio de las energías limpias como la eólica y la solar. Con este objetivo se le vio con los ecologistas y la gente común.

Su objetivo de energía limpia trata de reducir las emisiones de carbono en un 40% en 2030 y más del 80% en 2050, con impuestos sobre el carbono, deroga subsidios a combustibles fósiles y trae inversiones masivas para las fuentes de energía limpia como la solar y eólica.

Clinton parece ser más pragmática, como la prohibición de la mayor industria del gas de esquisto del mundo, que consiguieron mantener su posición incluso durante el régimen de baja del precio del petróleo y trajeron revolución del gas natural en los EEUU podría riesgos su dependencia energética hacia el Golfo. Esto sería también un amortiguador a otros países, como China e India, que tienen algunas esperanzas en el gas de esquisto de ese país.

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