El Gobierno boliviano espera que Brasil ceda en los volúmenes de gas natural que demanda del país, con el propósito de incrementar el cupo que se destina a Argentina. Así lo dio a conocer ayer el ministro de Hidrocarburos de Bolivia, Carlos Villegas, en una conferencia de prensa.
“Como el Gobierno no tiene una postura estrictamente comercial, entonces queremos solucionar en un marco no de frivolidades y de forma tajante, sino que queremos encontrar soluciones de otra naturaleza. Además, Argentina tuvo una actitud muy positiva a la nacionalización de los hidrocarburos”, remarcó.
El miércoles pasado, tras reunirse con el presidente Luiz Inácio Lula en Brasilia, el vicepresidente Álvaro García Linera dijo que Bolivia esperaba que Brasil acepte un eventual recorte de los suministros de gas. “Queremos evitar cualquier problema, con Argentina se ha negociado”, aseguró.
Sin embargo, el jueves la petrolera brasileña Petrobras informó, en un escueto comunicado, de su ‘imposibilidad’ para reducir el volumen máximo de 30 millones de metros cúbicos por día del gas que importa de Bolivia.
La producción de gas boliviano se sitúa en torno a los 40 millones de metros cúbicos por día. Durante los últimos meses, Bolivia ha mantenido prácticamente sin cambios la provisión de gas a Sao Paulo, aunque impuso restricciones a Cuiabá.
En cambio, ha tenido problemas para cumplir con la demanda de Argentina, que ha recibido volúmenes por debajo de lo contratado.
En este sentido, los presidentes de Bolivia, Evo Morales; Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y Argentina, Cristina Fernández, se reunirán el próximo sábado en Buenos Aires para analizar fórmulas de cooperación energética entre los tres países.
Para el analista argentino Antonio Rossi, la propuesta se percibe como que Bolivia les está diciendo a Brasil y Argentina que se repartan el gas que puede vender. “Está transfiriendo la responsabilidad a estos países”, dijo.
Por su parte, Pedro Camarota, director de Gas Energy de Brasil, señaló que Bolivia recibiría hasta $us 5 millones mensuales más con el incremento de provisión a Argentina.
Se perdió la credibilidad
Carlos Alberto López / Analista energético
La imposibilidad de incrementar los volúmenes de gas para la exportación es el resultado de la falta de una política energética del Gobierno; por el contrario, éste utiliza el tema del gas y YPFB como instrumentos políticos.
El resultado más lamentable es que Bolivia ha hecho lo justo y necesario para destruir su imagen de proveedor de gas natural que fue intachable durante 24 años de exportación. Se perdió la credibilidad. Desde la nacionalización, YPFB ha enfrentado problemas de desabastecimiento de diésel, gasolina, jet fuel y GLP, por falta de capacidad gerencial, administrativa y empresarial, porque se ha convertido en el principal instrumento político del Estado. La imagen de proveedor desgastada de Bolivia ha hecho que los mercados comiencen a volcar su mirada a sus propias exploraciones. Por ejemplo, en Brasil se han descubierto importantes reservas en los campos Tupí y Júpiter, y se están construyendo plantas de licuefacción que funcionarán entre tres y cuatro años.
“Como el Gobierno no tiene una postura estrictamente comercial, entonces queremos solucionar en un marco no de frivolidades y de forma tajante, sino que queremos encontrar soluciones de otra naturaleza. Además, Argentina tuvo una actitud muy positiva a la nacionalización de los hidrocarburos”, remarcó.
El miércoles pasado, tras reunirse con el presidente Luiz Inácio Lula en Brasilia, el vicepresidente Álvaro García Linera dijo que Bolivia esperaba que Brasil acepte un eventual recorte de los suministros de gas. “Queremos evitar cualquier problema, con Argentina se ha negociado”, aseguró.
Sin embargo, el jueves la petrolera brasileña Petrobras informó, en un escueto comunicado, de su ‘imposibilidad’ para reducir el volumen máximo de 30 millones de metros cúbicos por día del gas que importa de Bolivia.
La producción de gas boliviano se sitúa en torno a los 40 millones de metros cúbicos por día. Durante los últimos meses, Bolivia ha mantenido prácticamente sin cambios la provisión de gas a Sao Paulo, aunque impuso restricciones a Cuiabá.
En cambio, ha tenido problemas para cumplir con la demanda de Argentina, que ha recibido volúmenes por debajo de lo contratado.
En este sentido, los presidentes de Bolivia, Evo Morales; Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y Argentina, Cristina Fernández, se reunirán el próximo sábado en Buenos Aires para analizar fórmulas de cooperación energética entre los tres países.
Para el analista argentino Antonio Rossi, la propuesta se percibe como que Bolivia les está diciendo a Brasil y Argentina que se repartan el gas que puede vender. “Está transfiriendo la responsabilidad a estos países”, dijo.
Por su parte, Pedro Camarota, director de Gas Energy de Brasil, señaló que Bolivia recibiría hasta $us 5 millones mensuales más con el incremento de provisión a Argentina.
Se perdió la credibilidad
Carlos Alberto López / Analista energético
La imposibilidad de incrementar los volúmenes de gas para la exportación es el resultado de la falta de una política energética del Gobierno; por el contrario, éste utiliza el tema del gas y YPFB como instrumentos políticos.
El resultado más lamentable es que Bolivia ha hecho lo justo y necesario para destruir su imagen de proveedor de gas natural que fue intachable durante 24 años de exportación. Se perdió la credibilidad. Desde la nacionalización, YPFB ha enfrentado problemas de desabastecimiento de diésel, gasolina, jet fuel y GLP, por falta de capacidad gerencial, administrativa y empresarial, porque se ha convertido en el principal instrumento político del Estado. La imagen de proveedor desgastada de Bolivia ha hecho que los mercados comiencen a volcar su mirada a sus propias exploraciones. Por ejemplo, en Brasil se han descubierto importantes reservas en los campos Tupí y Júpiter, y se están construyendo plantas de licuefacción que funcionarán entre tres y cuatro años.
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