Una de las principales agencias de calificación crediticia ha aseverado que las empresas petroleras enfrentan una amenaza “totalmente negativa” provocada por el notable crecimiento de los coches eléctricos.
“La adopción generalizada de vehículos impulsados por baterías se ha convertido en una grave amenaza para la industria petrolera”, dice un informe de Fitch Ratings que insta a las compañías energéticas a prepararse para los “cambios radicales” provocados por las nuevas tecnologías que podrían surgir a un ritmo más acelerado de lo previsto.
“Si esconden sus cabezas como un avestruz y pretenden que el problema va a desparecer, prevemos que eventualmente tendrán problemas”, aseveró Alex Griffiths, director general de Fitch y el autor principal del informe, en una entrevista con el Financial Times. “Necesitan formular un plan”.
Aunque el informe acepta que podría tomar mucho tiempo para que los coches eléctricos se conviertan en una fuerza disruptiva provocada por la adopción masiva, Fitch prevé un escenario preocupante para las empresas petroleras globales como Chevron, ExxonMobil y Royal Dutch Shell.
La agencia dice que la amenaza de los coches eléctricos podría crear un “espiral mortífero de inversores” conforme los accionistas liquidan sus posiciones, encareciendo la deuda y el capital.
En el primero de una serie de estudios sobre las consecuencias potenciales de la aceleración de las tecnologías disruptivas, la agencia de calificación crediticia muestra que las baterías podrían perturbar a esas industrias que representan cerca de 25 por ciento del total de los bonos corporativos en circulación a nivel mundial con un valor de 14,7 billones de dólares.
El sector petrolero no sería el único afectado. Las grandes empresas de electricidad que utilizan combustibles fósiles como el gas o carbón enfrentan el riesgo de que las baterías puedan solucionar el problema de intermitencia de los parques eólicos y las plantas solares que no pueden generar energía en los días sin viento o de noche.
Las empresas de electricidad con muchas plantas de gas que suministran energía rápidamente durante los “picos de demanda” de electricidad (momentos de máxima demanda, cuando los precios son más altos) podrían correr un mayor riesgo. Si las baterías comienzan a suministrar energía durante estos períodos de pico de demanda, los precios se reducirían a un nivel tan bajo que las “tradicionales empresas de pico de demanda ya no podrían competir”, dice Fitch.
Pero el impacto de las baterías en la industria petrolera podría ser profundo, añade la agencia, señalando que la transportación representó 55 por ciento del total del consumo de petróleo en 2014.
“En un caso extremo en el que los coches eléctricos hubieren acaparado 50 por ciento del mercado en 10 años, desaparecería cerca de 25 por ciento de la demanda de gasolina en Europa", dice el informe de Fitch.
Actualmente, esa amenaza parece ser un riesgo distante, especialmente debido a que el costo de las baterías ha aumentado el precio de los automóviles eléctricos, por lo que son más caros que los vehículos convencionales que usan petróleo o diésel.
A la fecha, sólo hay 1,2 millones de coches con enchufe en las carreteras, lo cual representa 1 por ciento del total de mil millones de vehículos en el mundo, y las ventas de vehículos eléctricos representan menos de 1 por ciento del total de ventas automotrices.
Pero el costo de las baterías ha bajado 73 por ciento desde 2008 a 268 dólares por kilovatio hora, asevera Fitch, y 100 dólares kilovatio hora es generalmente considerado el punto en el que los coches eléctricos comienzan a ser competitivos en materia de costos. Ésta es la cifra que algunos fabricantes de automóviles creen que se puede alcanzar a principios de la década de 2020.
El informe de Fitch dice que hay un “argumento de peso” que asevera que cualquier perturbación causada por los vehículos eléctricos será un “proceso largo y prolongado”, especialmente debido a que los automóviles (a diferencia de los teléfonos inteligentes) no se renuevan todos los años.
Pero Griffiths dice que podría haber sorpresas que pudieran cambiar esas previsiones, especialmente en los principales mercados emergentes.
“Una de las situaciones más difíciles para las empresas petroleras sería si, por ejemplo, China decidiera que 'dentro de cinco años, no vamos a necesitar vehículos que usen petróleo'”.
Algunas empresas petroleras parecen estar abordando el tema de la posible perturbación. Este año, Total de Francia adquirió el grupo Saft, un fabricante de baterías y BP está planeando realizar su primera inversión en renovables en cinco años conforme analiza una movida para expandir su negocio de energía eólica en Estados Unidos.
Fatih Birol, el director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía, un grupo de estudios independientes respaldado por países industrializados, dijo que las compañías de petróleo y gas no podían eludir el impacto de las políticas de cambio climático y de las tecnologías verdes.
Sin embargo, el martes, en un discurso en la conferencia energética Oil & Money en Londres, él dijo que el aumento de coches eléctricos no produciría un choque repentino debido a que menos del 10 por ciento del aumento en la demanda del petróleo proviene de automóviles.
“El año pasado fue un año de ventas récord para los coches eléctricos, ya que se vendieron 500 mil”, dijo Birol. “Esa cifra representa menos de un coche de cada 100 vendidos. Aún si cada segundo coche que se vendiera fuera eléctrico, la demanda global del petróleo seguiría incrementando”.
El director de una compañía petrolera estatal que no quiso ser identificado dijo que a menos que haya un avance en los precios de los automóviles eléctricos para que sean más asequibles en los países en desarrollo, esos vehículos no tendrán un gran impacto en la demanda del petróleo. Añadió que, en su opinión, la creciente eficiencia energética de los vehículos convencionales constituye una mayor amenaza para la demanda de petróleo.
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