viernes, 30 de noviembre de 2018

Adiós al gas

El presidente Evo Morales, afanado en su candidatura para las elecciones del próximo año a pesar de que un referéndum lo inhabilitó, acaba de decir que Bolivia, felizmente, se ha liberado de la dependencia de los ingresos generados por el gas natural.

Que lo diga él es una paradoja, porque su gobierno es el que más se benefició de los ingresos generados por las exportaciones del gas natural sin haber hecho nada, sin saber ni leer ni escribir, como se dice.

Los ingresos provocados por las exportaciones de gas vinieron, en 2008, a servir como una tabla de salvación, como un salvavidas, para un gobierno que estaba a la deriva después de haber hecho un remedo de nacionalización.

La llegada de los altos precios del gas y de todas las materias primas salvó a este gobierno de un fracaso que comenzaba a sentirse en el ambiente en esos meses, justamente cuando el presidente Morales pronunció la frase: “Y ahora, ¿de qué vamos a vivir?”, cuando los aborígenes del Beni se oponían al ingreso del taladro enviado por Hugo Chávez con un monto de alquiler muy alto.

Los ingresos generados por el gas, que llegó a tener precios de 12 o 14 dólares el millón de BTU (ahora está en 5), fueron los responsables de que este gobierno dispusiera de US$ 160.000 millones de dólares, como nunca antes había ocurrido, monto comparable a los ingresos de 40 años de anteriores gobiernos.

Lo que se hizo con ese dinero es algo que corresponde a la historia pero sobre todo a la justicia, cuando haya llegado el momento de aplicarla para sancionar a los responsables del mayor despilfarro registrado en la historia del país. La justicia definirá quiénes deben ir a la cárcel y por cuanto tiempo.

Por el momento, Argentina anuncia que el gas de Vaca Muerta llegará a las provincias fronterizas con Bolivia gracias a un gasoducto que el Gobierno de Estados Unidos ha decidido financiar mediante una corporación de empresas privadas.

El gas argentino podrá competir con el procedente de otros países en todo el mundo. Bolivia es ahora el país vecino de una de las potencias gasíferas más grandes del mundo.

Y el Gobierno brasileño dice que prescindirá también del gas boliviano porque lo hará posible la producción de los campos pre-sal ubicados en el lecho del Atlántico.

Pero como el presidente boliviano está en campaña, prefiere sintetizar todo esto diciendo que Bolivia ya no necesita los ingresos del gas.

Olvida que se necesita gas. Bolivia necesita cada día más para el mercado interno. Cuando Argentina vivió algo parecido, tuvo que dejar de exportar gas a Chile y empezar a importarlo de Bolivia. Con la falta de reservas en Bolivia los grandes yacimientos en Brasil y Argentina podrían ser una bendición.

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