Desde principios de este mes hasta el 30 de julio próximo, el precio del gas boliviano que es enviado a Argentina costará un 15,39 por ciento más y el que paga Brasil un 13,18 por ciento, en comparación con los primeros tres meses de 2011.
Esta importante elevación está relacionada con el incremento del valor del petróleo crudo, que es utilizado para calcular el costo del gas boliviano de acuerdo con los contratos firmados con ambos países.
Pese a los acuerdos, esta gran ventaja para Bolivia corre riesgos y en un futuro podría tener que renegociar los contratos actuales o fijar nuevos precios para el hidrocarburo ante los cambios en el panorama de provisión en el mundo, especialmente el crecimiento de la demanda de Gas Natural Licuado (GNL) y la aparición del denominado gas no convencional.
El analista y editor de hidrocarburosbolivia.com, Bernardo Prado, explica que, hasta hace poco, como el gas boliviano era la única alternativa para Brasil y Argentina, que su valor estuviera ligado al del petróleo no era un problema, al contrario, era una ventaja.
“Pero las cosas han cambiado y van a cambiar aún más en el futuro inmediato, complicando la competitividad del gas boliviano en lo que a precios se refiere. Ahora, tanto Brasil como Argentina tienen una alternativa al gas natural que importan por ductos desde Bolivia, se llama gas natural en estado líquido (GNL)”, indica.
Agrega que el problema radica en el hecho de que el GNL para esta región tiene un precio que ha logrado desvincularse del precio del petróleo, es decir, ya sea que ocurra un incremento o una caída en el precio del barril del petróleo, el gas licuado mantendrá un precio independiente cuya variación, a diferencia del gas boliviano, no se verá afectada por el volátil precio del crudo.
Un ejemplo, explica, fue que durante los acontecimientos sucedidos en África y Medio Oriente, el barril de petróleo de referencia para América (el West Texas Intermediate) rompió la barrera de los 100 dólares, pero el precio del gas natural (Henry Hub), referente para el precio del GNL, se mantuvo relativamente estable en un rango que superó ligeramente los cuatro dólares por millón de Unidad Térmica Británica (BTU).
“Nuevo” gas
A la gran influencia que está teniendo el GNL en los mercados, suma la aparición del gas natural convencional o el “nuevo” gas que también se prevé impactará en los precios del hidrocarburo.
En un reportaje especial titulado “Shale, el nuevo nombre del gas”, la revista Petróleo & Gas, que edita la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía (CBHE), da cuenta de los efectos que está produciendo este gas no convencional sobre el mercado del gas natural, sobre todo porque los costos en su producción se han reducido dramáticamente de ocho a tres dólares por millón de BTU.
Agrega que en Argentina se desarrolla el “shale gas” y esto podría generar impactos inesperados con precios en boca de pozo.
Al respecto, el ex ministro de Hidrocarburos y analista Álvaro Ríos, dice que la producción de ingentes cantidades de gas natural no convencional, especialmente en Estados Unidos, es lo que hará que los precios del gas se desacoplen definitivamente del petróleo.
“Lo ocurrido en EEUU y la sobreoferta de gas está teniendo efectos globales y muchos países se preparan para producir masivamente este gas no convencional. Esto está cambiando la forma de hacer negocios en la industria del gas natural y muchos contratos se están revisando”, explica.
Mercados en desventaja
Con los precios actuales del petróleo y las previsiones de valores más altos, es muy posible que desde el segundo semestre de este año el precio del gas boliviano se incremente aún más acercándose a los 10 dólares por millón de BTU, indica Prado.
“Eso es bueno para la economía boliviana, pero no lo es para las economías de Argentina y Brasil. Como resultado, esos países pueden optar por el GNL a un precio accesible y en condiciones contractuales y logísticas muy ventajosas y flexibles”, dice. Agrega que ya se dieron casos en los que el GNL importado por Brasil fue más barato que el gas importado desde Bolivia.
Ríos añade que en Argentina ya se escucharon las primeras voces que piden flexibilizar los precios del contrato con Bolivia.
“De la misma manera el contrato con Brasil, cuando tenga que ser extendido mas allá de 2019, tendrá muy serias dificultades para ser negociado en función del precio del petróleo”, señala.
Quiebre de paradigma
El analista Álvaro Ríos explica que actualmente el mundo vive un quiebre de paradigma que llega de la mano de nueva tecnología para producir gas que antes era impensable producirlo por el alto costo.
Agrega que esto se debe entender y estudiar mucho en Bolivia porque tendrá serio impacto sobre las relaciones del país con los vecinos y sobre cómo producimos.
“Esto nos debe llevar a pensar para el futuro que el mundo se mueve con tecnología y no con ideología”, señala Ríos.
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