miércoles, 3 de julio de 2019

Biocombustibles, ¿buenos o malos para el medioambiente?

La intensificación de los sistemas de producción agrícola de materias primas para biocombustibles y la conversión de tierras de cultivo ya existentes y nuevas tendrán efectos medioambientales negativos que incrementarán las emisiones de gases de efecto invernadero.



La intensificación de los sistemas de producción agrícola de materias primas para biocombustibles y la conversión de tierras de cultivo ya existentes y nuevas tendrán efectos medioambientales negativos que incrementarán las emisiones de gases de efecto invernadero.

Últimamente se habla mucho de los biocombustibles, principalmente, en el sentido de que las empresas dedicadas a su producción argumentan que es un tipo de combustible más limpio que los derivados del petróleo. Pero hay razones para creer que en realidad son tan contaminantes como aquellos y, sobre todo, traen grandes problemas de escasez de alimentos a los países subdesarrollados como Bolivia. Lo real es que, al acabarse el petróleo, se está buscando un sustituto de fuentes de energía y no que sea más limpio, sino más rentable. En nuestro caso, se opta por los biocombustibles.

Yo pregunto: ¿Por qué los gobiernos del mundo y las grandes corporaciones no ponen todo su empeño y capital en crear verdaderas fuentes de energía limpia como la eólica, la solar, la fisión del agua, etc.? Considero que simplemente porque estas fuentes de energía no serían rentables.

El capitalismo es totalmente inescrupuloso. Según su base ideológica, solo el más egoísta sobrevive. Ahí vamos con el Gobierno de Bolivia porque pretende favorecer a los empresarios para que ganen millones de dólares por la compra de biocombustibles —como el caso del etanol— a cambio de la devastación de miles de hectáreas de bosques vírgenes, es decir, de nuestro oxígeno para la vida. Paradójicamente, se daña la Madre Tierra en lugar de protegerla.

Lo contrario a lo que se desea conseguir

Al llevar el prefijo “bio”, se tiende a pensar que no tiene consecuencias medioambientales. Sin embargo, con la producción de biocombustibles se logra lo contrario a lo que se desea conseguir: los bosques y las selvas limpian más el aire que los cultivos que se ponen en su lugar.

Científicos suizos de los laboratorios federales de investigación y prueba de materiales llegaron a una amarga conclusión: los biocombustibles existentes no atenúan los daños al medioambiente, sino que transforman sus efectos.

Algunos datos que se han obtenido son escandalosos. Así, por ejemplo, la conversión de soya en biodiesel conlleva la duplicación del efecto invernadero, en comparación con la combustión de hidrocarburos. La causa es la gran intensidad de cultivo, acompañada por la introducción masiva de abonos químicos.

Un cuadro más triste se presenta en Estados Unidos, país que usa centeno para la fabricación de etanol. En este caso, el efecto acumulativo para el entorno supera en nueve veces el daño ecológico proveniente de la combustión de petróleo, es decir, en un 900 por ciento. •

Los biocombustibles en Bolivia

Hablamos propiamente del etanol y empezamos diciendo que la Ley de la Madre Tierra, en su artículo 24, prohíbe la producción de agrocombustibles, como el etanol, debido a las consecuencias para el medioambiente y la seguridad alimentaria.

Por lo tanto, el gobierno de Evo Morales, el mismo que impulsó y promulgó la Ley 071 de la Madre Tierra, ahora está violándola al emitir otra ley para la producción de etanol. ¿Cuál es la explicación que nos dan sobre este tema? Ninguna, esto solo se explica con la generación de más ingresos para los empresarios del oriente y con la menos importación de gasolina, pero igual estamos subvencionando a los productores del etanol, que son los propios agroindustriales.

La deforestación tiene muchos efectos negativos para el medioambiente. El impacto más dramático es la pérdida del hábitat de millones de especies.

Setenta por ciento de los animales y plantas habitan en los bosques de la Tierra y muchos no pueden sobrevivir por la deforestación que destruye su medio.

La deforestación es también un factor coadyuvante del cambio climático. Los suelos de los bosques son húmedos, pero, sin la protección de la cubierta arbórea, se secan rápidamente.

Los árboles también ayudan a perpetuar el ciclo hidrológico, devolviendo el vapor de agua a la atmósfera. Sin árboles que desempeñen ese papel, muchas selvas y muchos bosques pueden convertirse rápidamente en áridos desiertos.

En resumen, la producción de agrocombustibles que impulsa el Gobierno traerá impactos negativos en el medioambiente y afectará la seguridad y la soberanía alimentaria.

Según información oficial de los propios empresarios agroindustriales, para la producción de etanol se requiere duplicar la superficie de caña, lo cual significará que se deforesten 200 mil hectáreas más de bosque, del que dependen los ciclos hídricos del país.

En mi modesto entender y desde que tengo uso de razón, nunca había visto tanta depredación de nuestros recursos naturales como en estos últimos diez años: todo esto es atentatorio a la vida de todos.

Recuerden que los árboles desempeñan un papel crucial en la absorción de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global. Tener menos bosques significa emitir más cantidad de gases de efecto invernadero a la atmósfera y una mayor velocidad y gravedad del cambio climático.

Tres consecuencias de la producción de etanol

1.- Requiere deforestar inmensas áreas de bosque.

2.- Requiere implementar grandes monocultivos de caña o maíz, que utilizan grandes cantidades de agroquímicos elaborados a base de hidrocarburos.

3.- Al tratarse de grandes extensiones de producción agrícola, se utiliza todo tipo de maquinaria agrícola que funciona con hidrocarburos fósiles (diesel).

Walter Carvallo

Es ingeniero agrónomo, ecologista y con varias especialidades: producción biointensiva de alimentos, conservación y gestión medio ambiental, producción orgánica y agricultura conservacionista. Tiene más de 20 años de experiencia en desarrollo rural.



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