El fideicomiso de $us 45 millones que el Gobierno aprobó el 2008 a favor de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) —para impulsar la construcción de una planta separadora de líquidos en la localidad de Río Grande (Santa Cruz)— fue anulado.
Así lo informó el presidente de YPFB, Carlos Villegas. “Hemos prácticamente cancelado el fideicomiso, la apertura del mismo y de las cartas de crédito que hizo YPFB a nombre de Catler en el Banco Unión de Bolivia y en el Commerce Bank de Estados Unidos (...) Los mecanismos de financiamiento (de la planta) van a ser con recursos propios”, dijo.
El 14 de julio del 2008, la estatal petrolera suscribió un contrato por $us 86,3 millones con el consorcio Catler Uniservice para la ejecución del proyecto gasífero.
Se creó entonces un fondo de $us 45 millones y se abrió, a nombre del consorcio, una carta de crédito por $us 35 millones para garantizar el pago a Gulsby, una de las firmas subcontratadas.
El contrato millonario fue luego anulado, por las irregularidades halladas en torno al mismo.
Villegas indicó que el proyecto de Río Grande empezará de cero y que la nueva licitación para su construcción se realizará en enero de este año. “La fecha prevista para la entrega de la planta es fines del 2011”, complementó.
El 11 de noviembre, la asesora legal de Yacimientos, Mónica Ramírez, aseguró a La Razón que se logró recuperar el 62,2% ($us 28 millones) del fideicomiso .
Según Villegas, “no van a haber (más) fideicomisos” en YPFB. Señaló que sólo existiría uno si la empresa que se adjudique la construcción de la planta separadora de Río Grande o del Chaco (Tarija) así lo solicita, para asegurar regularidad de pagos.
En ese caso, acotó, sería “directamente entre YPFB, un banco nacional, un banco extranjero y la empresa beneficiada”.
La autoridad sostuvo que la figura del fideicomiso ya no aparecerá en los documentos base de contratación (DBS) y que se creó una unidad especializada para fijar los precios referenciales, en base a estudios técnicos.
La planta servirá para extraer los líquidos del gas que Bolivia exporta a Brasil y emplearlos en la producción de otros combustibles (gasolina y GLP). Mientras, añadió Villegas, el país seguirá vendiendo gas rico y recibiendo ingresos adicionales a cambio, fruto de un reciente acuerdo.
Así lo informó el presidente de YPFB, Carlos Villegas. “Hemos prácticamente cancelado el fideicomiso, la apertura del mismo y de las cartas de crédito que hizo YPFB a nombre de Catler en el Banco Unión de Bolivia y en el Commerce Bank de Estados Unidos (...) Los mecanismos de financiamiento (de la planta) van a ser con recursos propios”, dijo.
El 14 de julio del 2008, la estatal petrolera suscribió un contrato por $us 86,3 millones con el consorcio Catler Uniservice para la ejecución del proyecto gasífero.
Se creó entonces un fondo de $us 45 millones y se abrió, a nombre del consorcio, una carta de crédito por $us 35 millones para garantizar el pago a Gulsby, una de las firmas subcontratadas.
El contrato millonario fue luego anulado, por las irregularidades halladas en torno al mismo.
Villegas indicó que el proyecto de Río Grande empezará de cero y que la nueva licitación para su construcción se realizará en enero de este año. “La fecha prevista para la entrega de la planta es fines del 2011”, complementó.
El 11 de noviembre, la asesora legal de Yacimientos, Mónica Ramírez, aseguró a La Razón que se logró recuperar el 62,2% ($us 28 millones) del fideicomiso .
Según Villegas, “no van a haber (más) fideicomisos” en YPFB. Señaló que sólo existiría uno si la empresa que se adjudique la construcción de la planta separadora de Río Grande o del Chaco (Tarija) así lo solicita, para asegurar regularidad de pagos.
En ese caso, acotó, sería “directamente entre YPFB, un banco nacional, un banco extranjero y la empresa beneficiada”.
La autoridad sostuvo que la figura del fideicomiso ya no aparecerá en los documentos base de contratación (DBS) y que se creó una unidad especializada para fijar los precios referenciales, en base a estudios técnicos.
La planta servirá para extraer los líquidos del gas que Bolivia exporta a Brasil y emplearlos en la producción de otros combustibles (gasolina y GLP). Mientras, añadió Villegas, el país seguirá vendiendo gas rico y recibiendo ingresos adicionales a cambio, fruto de un reciente acuerdo.
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