La corporación Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) tiene depositados en las gavetas de presidencia unos 12 proyectos de industrialización del gas natural con estudios de pre factibilidad, indicadores económicos y proyecciones de mercado, que desde hace dos años esperan ser aprobados por el Directorio de la estatal para iniciar la búsqueda de financiamiento y su implementación, con una inversión global aproximada de 7.700 millones de dólares en los próximos cuatro años.
Los motivos para el retraso tienen que ver con una falta de voluntad política y de visión para concretar una industria del gas en el país, una promesa electoral de Evo Morales.
En los últimos tres años, la Gerencia Nacional de Industrialización de YPFB, con sede en Cochabamba, presidida por Saúl Escalera hasta marzo pasado, seleccionó 12 de 23 proyectos de industrialización que fueron localizados, para su ejecución, en cuatro zonas que a la larga se convertirán en verdaderos polos de desarrollo industrial.
En el potencial polo de desarrollo a construirse en Villa Montes (Tarija) se prevé invertir 2.900 millones de dólares en el emplazamiento de una planta criogénica para la extracción de GLP con una inversión estimada de 450 millones de dólares; otra de polietileno (plásticos a base de etano) con una inversión de 1.500 millones de dólares; y una termoeléctrica con 450 millones de dólares de inversión, para generar 400 Mega Watts (MW).
En la región de Carrasco, considerada el segundo polo de desarrollo industrial, se estima invertir alrededor de 1.064 millones de dólares en la instalación de tres plantas industriales: una de urea y amoniaco, con un costo de mil millones de dólares; otra de fertilizantes de nitrógeno, fósforo, potasio (NPK) con 32 millones de dólares de inversión; y otra de etanolamina (reactivos químicos para la industria petrolera y minera) con un costo de 32 millones de dólares.
Otros proyectos
En el polo de desarrollo a levantarse en Puerto Suárez (Santa Cruz) se proyecta invertir 3.600 millones de dólares en una planta de polietileno (plásticos) con 1.500 millones de dólares de inversión; otra planta de urea y amoniaco con un costo de 710 millones de dólares; y una termoeléctrica con 1.400 millones de dólares de inversión para producir 2.000 MW. Toda la producción de plásticos, fertilizantes y energía eléctrica de este polo de desarrollo fue concebida para cubrir, a través de exportación, todos los requerimientos de Brasil.
En Uyuni (Potosí), donde se prevé que sea emplazado el último polo de desarrollo con una inversión total de 40 millones de dólares, se proyecta construir tres complejos industriales con gas natural como insumo: uno de litio-cadmio, con 10 millones de dólares de costo; otro de potasa (KCI) con una inversión de 10 millones de dólares; y otro de cloro-soda por un valor de 20 millones de dólares.
La idea central es que el Estado boliviano implemente todo su potencial industrial petroquímico y energético en los cuatro polos de desarrollo, dice Escalera, quien fue gerente nacional de industrialización entre el 12 febrero de 2006 y marzo de 2009, a tiempo de señalar que “los 12 proyectos fueron enviados oportunamente” para su aprobación.
SU IMPLEMENTACIÓN COSTARÁ 7 MILLONES DE DÓLARES
Proyectan centro de innovación
Técnicos bolivianos de YPFB concluyeron en enero de 2007 los estudios de factibilidad para crear en Cochabamba el Centro de Innovación Tecnológica en Hidrocarburos (CITH), con la misión de convertir a Bolivia en productora y distribuidora de productos derivados de gas natural con alto valor agregado como fertilizantes, polímeros, diesel y otros.
El CITH tendrá por misión generar ciencia y tecnología; desarrollar procesos y productos propios de YPFB, que serán lanzados al mercado para competir con similares productos importados.
Simultáneamente, el Centro prestará servicios de consultoría a todas las actividades de la cadena de valor hidrocarburífera como exploración, explotación, refinación, transportes, comercialización y petroquímica.
La implementación del CITH, que comprende construcción de infraestructura, contratación de recursos humanos calificados a nivel de doctorado (Ph.D), instalación de laboratorios y aparatos de última generación, costará hasta 7 millones de dólares, según estudios de factibilidad, a los que tuvo acceso Los Tiempos.
Al lamentar que hasta la fecha el directorio de YPFB no aprobó el proyecto, Saúl Escalera justificó el mismo señalando que “la estatal no podrá funcionar competitivamente sin el apoyo de un centro de innovación que le permita ingresar a las ligas mayores de las grandes corporaciones de gas”.
ANÁLISIS
“Los proyectos son simples anuncios políticos”
Todos los anuncios que realiza el Gobierno, respecto al inicio de un proceso de industrialización del gas natural en Bolivia, no pasan de ser simples anuncios que forman parte del discurso político gubernamental frente a la coyuntura electoral de diciembre próximo.
Mientras no veamos inversión en ampliación de la capacidad productiva y que se exprese en un aumento de la producción de gas natural y líquidos; y que se reemplace la importación de gasolinas, aditivos y gas licuado de petróleo (GLP), todo lo que anuncia el Gobierno sobre industrialización de gas, no tiene sustento.
El principal problema y obstáculos de cualquier proceso de industrialización es la provisión de materia prima, en este caso de gas natural. Los expertos en hidrocarburos siempre han considerado -con sobrada razón- que no se puede hablar de industrialización sino se tiene un flujo de producción para hacerlo. Esto quiere decir que hay que cumplir un primer requisito: producir para la demanda de Brasil, para el mercado interno, para la cada vez escasa demanda de Argentina y para un excedente muy importante, que probablemente se pueda industrializar.
El segundo requisito es encontrar mercados para los productos de esa industrialización. Actualmente este requisito esta mucho más complicado si uno toma en cuenta la construcción de varias plantas de regasificación en Chile, Argentina y Brasil, que le quitan mercado al gas natural boliviano.
El anuncio gubernamental de invertir mil millones de dólares en una planta de urea y amoniaco, ubicada en la localidad de Entre Ríos, en el trópico de Cochabamba, es impresionante. De dónde se obtiene esos recursos, qué grado de ejecución tiene esa planta, cuál es el estudio de factibilidad que nos permita ver rentabilidad y mercados, no lo sabemos.
El día que veamos un proyecto y se evalúe su consistencia económica y financiera, entonces habrá que hablar del mismo. Pero mientras no se conozca un proyecto y no se tenga la materia prima para industrializar, el Gobierno realiza solo anuncios pre electorales.
Planteado así el problema, las preguntas son: qué se va industrializar y luego dónde y a quienes se va a vender los productos de esa industrialización.
Los motivos para el retraso tienen que ver con una falta de voluntad política y de visión para concretar una industria del gas en el país, una promesa electoral de Evo Morales.
En los últimos tres años, la Gerencia Nacional de Industrialización de YPFB, con sede en Cochabamba, presidida por Saúl Escalera hasta marzo pasado, seleccionó 12 de 23 proyectos de industrialización que fueron localizados, para su ejecución, en cuatro zonas que a la larga se convertirán en verdaderos polos de desarrollo industrial.
En el potencial polo de desarrollo a construirse en Villa Montes (Tarija) se prevé invertir 2.900 millones de dólares en el emplazamiento de una planta criogénica para la extracción de GLP con una inversión estimada de 450 millones de dólares; otra de polietileno (plásticos a base de etano) con una inversión de 1.500 millones de dólares; y una termoeléctrica con 450 millones de dólares de inversión, para generar 400 Mega Watts (MW).
En la región de Carrasco, considerada el segundo polo de desarrollo industrial, se estima invertir alrededor de 1.064 millones de dólares en la instalación de tres plantas industriales: una de urea y amoniaco, con un costo de mil millones de dólares; otra de fertilizantes de nitrógeno, fósforo, potasio (NPK) con 32 millones de dólares de inversión; y otra de etanolamina (reactivos químicos para la industria petrolera y minera) con un costo de 32 millones de dólares.
Otros proyectos
En el polo de desarrollo a levantarse en Puerto Suárez (Santa Cruz) se proyecta invertir 3.600 millones de dólares en una planta de polietileno (plásticos) con 1.500 millones de dólares de inversión; otra planta de urea y amoniaco con un costo de 710 millones de dólares; y una termoeléctrica con 1.400 millones de dólares de inversión para producir 2.000 MW. Toda la producción de plásticos, fertilizantes y energía eléctrica de este polo de desarrollo fue concebida para cubrir, a través de exportación, todos los requerimientos de Brasil.
En Uyuni (Potosí), donde se prevé que sea emplazado el último polo de desarrollo con una inversión total de 40 millones de dólares, se proyecta construir tres complejos industriales con gas natural como insumo: uno de litio-cadmio, con 10 millones de dólares de costo; otro de potasa (KCI) con una inversión de 10 millones de dólares; y otro de cloro-soda por un valor de 20 millones de dólares.
La idea central es que el Estado boliviano implemente todo su potencial industrial petroquímico y energético en los cuatro polos de desarrollo, dice Escalera, quien fue gerente nacional de industrialización entre el 12 febrero de 2006 y marzo de 2009, a tiempo de señalar que “los 12 proyectos fueron enviados oportunamente” para su aprobación.
SU IMPLEMENTACIÓN COSTARÁ 7 MILLONES DE DÓLARES
Proyectan centro de innovación
Técnicos bolivianos de YPFB concluyeron en enero de 2007 los estudios de factibilidad para crear en Cochabamba el Centro de Innovación Tecnológica en Hidrocarburos (CITH), con la misión de convertir a Bolivia en productora y distribuidora de productos derivados de gas natural con alto valor agregado como fertilizantes, polímeros, diesel y otros.
El CITH tendrá por misión generar ciencia y tecnología; desarrollar procesos y productos propios de YPFB, que serán lanzados al mercado para competir con similares productos importados.
Simultáneamente, el Centro prestará servicios de consultoría a todas las actividades de la cadena de valor hidrocarburífera como exploración, explotación, refinación, transportes, comercialización y petroquímica.
La implementación del CITH, que comprende construcción de infraestructura, contratación de recursos humanos calificados a nivel de doctorado (Ph.D), instalación de laboratorios y aparatos de última generación, costará hasta 7 millones de dólares, según estudios de factibilidad, a los que tuvo acceso Los Tiempos.
Al lamentar que hasta la fecha el directorio de YPFB no aprobó el proyecto, Saúl Escalera justificó el mismo señalando que “la estatal no podrá funcionar competitivamente sin el apoyo de un centro de innovación que le permita ingresar a las ligas mayores de las grandes corporaciones de gas”.
ANÁLISIS
“Los proyectos son simples anuncios políticos”
Todos los anuncios que realiza el Gobierno, respecto al inicio de un proceso de industrialización del gas natural en Bolivia, no pasan de ser simples anuncios que forman parte del discurso político gubernamental frente a la coyuntura electoral de diciembre próximo.
Mientras no veamos inversión en ampliación de la capacidad productiva y que se exprese en un aumento de la producción de gas natural y líquidos; y que se reemplace la importación de gasolinas, aditivos y gas licuado de petróleo (GLP), todo lo que anuncia el Gobierno sobre industrialización de gas, no tiene sustento.
El principal problema y obstáculos de cualquier proceso de industrialización es la provisión de materia prima, en este caso de gas natural. Los expertos en hidrocarburos siempre han considerado -con sobrada razón- que no se puede hablar de industrialización sino se tiene un flujo de producción para hacerlo. Esto quiere decir que hay que cumplir un primer requisito: producir para la demanda de Brasil, para el mercado interno, para la cada vez escasa demanda de Argentina y para un excedente muy importante, que probablemente se pueda industrializar.
El segundo requisito es encontrar mercados para los productos de esa industrialización. Actualmente este requisito esta mucho más complicado si uno toma en cuenta la construcción de varias plantas de regasificación en Chile, Argentina y Brasil, que le quitan mercado al gas natural boliviano.
El anuncio gubernamental de invertir mil millones de dólares en una planta de urea y amoniaco, ubicada en la localidad de Entre Ríos, en el trópico de Cochabamba, es impresionante. De dónde se obtiene esos recursos, qué grado de ejecución tiene esa planta, cuál es el estudio de factibilidad que nos permita ver rentabilidad y mercados, no lo sabemos.
El día que veamos un proyecto y se evalúe su consistencia económica y financiera, entonces habrá que hablar del mismo. Pero mientras no se conozca un proyecto y no se tenga la materia prima para industrializar, el Gobierno realiza solo anuncios pre electorales.
Planteado así el problema, las preguntas son: qué se va industrializar y luego dónde y a quienes se va a vender los productos de esa industrialización.
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