miércoles, 7 de diciembre de 2016

Ganadores y perdedores del acuerdo de la OPEP

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha logrado un acuerdo que, si se implementa adecuadamente, en gran medida contribuirá a aliviar el exceso de oferta que ha afectado profundamente los precios del petróleo durante dos años y medio, pero no será gratis y algunos miembros del cartel pagarán un precio más alto que otros.

Arabia Saudita y sus aliados del Golfo Pérsico, entre ellos Kuwait, Emiratos Árabes Unidos y Catar, acordaron asumir la mayor parte de los recortes. Ellos anticipan una rápida recuperación del precio para asegurarse de que no perderán ingresos ni entregarán su porción del mercado a otros proveedores.

Irán e Irak, que se hallan fuera del bloque, han sacrificado menos. La mayoría de los analistas petroleros considera que las limitadas concesiones que hicieron para permitir que el acuerdo tuviera éxito no son más que medidas técnicas para guardar las apariencias con el fin de aplacar a los saudíes.

Otros miembros que incluyen a Venezuela y Angola (los cuales han acordado recortar parte de su producción en apoyo de una reducción de 1,2 millones de barriles por día, b/d) tienen un dudoso historial de cumplimiento de los acuerdos anteriores. A pesar del aumento de los precios del miércoles pasado, pueden necesitar una recuperación continua para convencerse de hacer lo que les corresponde.

Los observadores de la OPEP se apresuraron a analizar las cifras detrás del acuerdo, las cuales en conjunto deberían representar un recorte proporcional del 4,5 por ciento en todos los países, excepto en Libia y en Nigeria, pero rápidamente se detectaron los problemas en los detalles.

Las cifras publicadas por la OPEP en efecto muestran un acuerdo para un recorte de casi 1,2 millones de b/d. Esto sería liderado por Arabia Saudita con 486 mil b/d y con 300 mil de sus aliados del Golfo, divididos entre los Emiratos Árabes Unidos (139 mil), Kuwait (131 mil) y Catar (30 mil).

Irak renuentemente aceptó utilizar cifras de terceros usadas por la OPEP para calcular la producción y recortar 210 mil. Éste fue un punto controvertido clave para el país que cree que sus propios datos muestran que su producción es mayor. Los analistas no saben a ciencia cierta dónde Irak realizará realmente los recortes, con mucha producción parcialmente controlada por compañías internacionales.

Para Irán, la cuestión es aún más complicada e implica cifras que numerosos analistas creen que están basadas más en la percepción que en la realidad. Debido a que Irán pasó años bajo sanciones, la OPEP acordó otorgar una línea de base de producción de 3.975 millones de b/d (el nivel más alto que produjo en 2005 antes de las sanciones) a diferencia de la mayoría de los países cuya base es lo que bombearon en octubre.

Una reducción del 4,5 por ciento de este nivel casi alcanza los 3,8 millones de b/d que, según los delegados, es un nivel medio al que finalmente acordaron congelar la producción por seis meses desde enero. La producción actual de Irán está cerca de los 3,7 millones de b/d, lo cual otorga al país la posibilidad de un aumento de al menos 90 mil b/d.

Los países más pequeños, de Ecuador a Gabón, comprenderían el resto.

Debido a lo que analistas consideran error administrativo en torno a la producción de Angola, el nivel final de producción total de la OPEP pudiera estar errado en aproximadamente 200 mil b/d, llegando a cerca de 32,7 millones en lugar de a 32,5 millones.

Nigeria y Libia (los dos exentos del acuerdo) representan un mayor riesgo, según lo expresado por Abhishek Deshpande, de Natixis: "Habiendo sido afectados por conflictos y por carencia de suministros, éstos son dos países con un potencial significativo para aumentar la producción".

Algunos grandes productores fuera de la OPEP también han hecho promesas. ¿Cómo cumplirán ahora tales promesas que afectarán el éxito (y la longevidad) del acuerdo?

Rusia es el ejemplo más notable. Afirma que implementará la mitad del recorte de 600 mil b/d que el cartel quiere ver de países que no pertenezcan a la OPEP, pero existen dudas sobre cuánto Moscú puede recortar.

Antes de la reunión, los comentarios públicos de los funcionarios rusos se concentraron en congelar la producción (en un nivel postsoviético actual de más de 11 millones de b/d) no en reducirla.

Numerosos observadores anticipan que la contribución de Rusia pudiera ser poco más que una combinación de tasas de declive naturales y una desaceleración en los aumentos de la producción en lugar de un verdadero recorte.

En otros lugares, no está claro de dónde vendrán los otros 300 mil b/d. Kazajistán y Omán han manifestado cierta disposición a contribuir, pero no se concretaron detalles. Se espera que se celebre una reunión con países que no son miembros de la OPEP el 9 de diciembre en Doha (Catar).

Los productores de petróleo de esquisto en Estados Unidos son unos de los principales beneficiarios del acuerdo. El incontrolable ascenso de estas compañías petroleras durante la primera mitad de esta década ha representado un significativo obstáculo para la OPEP hasta la fecha.

La caída de los precios del petróleo tras la decisión de la OPEP de no reducir la producción en 2014 afectó la industria del esquisto, pero menos de lo temido: según datos del departamento de energía de Estados Unidos, la producción cayó de un máximo de 9,6 millones de b/d en abril de 2015 a 8,58 millones en septiembre.

Sin embargo, es probable que la producción de petróleo estadounidense ya haya tocado fondo. El número de plataformas petrolíferas de sondeo en el país está de vuelta al nivel más alto desde enero, aunque se necesita tiempo para perforar y completar nuevos pozos.

Los precios futuros del crudo West Texas Intermediate saltaron por encima de los 50 dólares por barril el miércoles pasado, un nivel por encima del cual algunos pozos pueden incluso alcanzar un punto de equilibrio.

"Una cosa es cierta: a las productores de petróleo de formaciones compactas en Estados Unidos les gustará la subida de los precios y la producción pronto comenzará a elevarse", declaró Spencer Welch, el director de mercados petroleros de IHS Energy, una consultora.

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