La decisión de no incluir a las personas del sector público, que ganan por encima de los 15.000 bolivianos, en el aumento salarial de 6 por ciento, también se puede reflejar en el sector privado, ya que las autoridades nacionales abren esa posibilidad al indicar que deben negociar sobre la base establecida.
La reflexión la realiza el analista económico Ernesto Bernal, al opinar sobre las normas que promulgó el Gobierno este domingo en Palacio de Gobierno, en presencia de la dirigencia de la Central Obrera Bolivia, los mineros y petróleos.
El entrevistado señaló que la decisión del Gobierno obedece a un proceso de austeridad, que en otros años no lo hubiera hecho y tampoco reconocer el efecto que tiene sobre la economía el bajo precio de las materias primas.
“Este año no es electoral”, reflexionó al indicar que si bien el Gobierno habla de austeridad y que no acudirá a créditos para el aumento salarial; sin embargo, debería focalizar mejor las inversiones en proyectos que sean prioritarios.
Lamentó que no haya esa visión y que la motivación de las autoridades no esté puesta en la generación de inversiones.
NACIONALIZACIÓN
Por otra parte, en lo que se refiere a la nacionalización, sostuvo que fue un proceso que no se concretó, pero el Gobierno realizó una mejor negociación con las empresas petroleras. Indicó que el Impuesto Directo a los Hidrocarburos se puso en vigencia en 2005.
Reflexionó en sentido de que el desarrollo y los cimientos empezaron a gestarse a partir de la década de los 70, en cuyo período se cambió la visión de progreso.
La afirmación es compartida por el consultor energético, Mauricio Medinaceli, quien sostiene que las normas elaboradas anteriores al 2006 son los que han beneficiado a la actual coyuntura, y a esto se suma el alto precio de las materias primas.
El Gobierno indica que en la última década, y recordando la nacionalización, el Tesoro recibió más de 30.000 millones de dólares, cuyos ingresos no hubieran sido posibles si no se tomaba la decisión de nacionalizar el sector de hidrocarburos.
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