lunes, 29 de octubre de 2012

IDH aporta más ingresos que la nacionalización del crudo y gas



La recaudación del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) es mayor que los ingresos que deja la nacionalización de hidrocarburos, política que aún enfrenta el reto de incrementar la inversión en exploración.

“En 2000, el sector petrolero pagaba el 42% de sus ingresos al Estado y este porcentaje comenzó a bajar hasta el 18%; pero antes de 2005, por la diferencia de hidrocarburos nuevos y antiguos, aportaba entre el 30% y 40%. Luego viene el IDH y sube al 50%. Después siguió la nacionalización y sube al 65%”, dijo Mauricio Medinacelli al presentar El sector hidrocarburos en Bolivia, en la Mesa de Debate Económico organizada por la Fundación Friedrich Ebert (FES).

Explicó que en 2011 el sector obtuvo cerca de $us 4.000 millones en ingresos brutos, de los cuales $us 1.306 millones corresponden al IDH, $us 619 millones a la nacionalización, $us 711 millones a regalías, $us 761 millones a costos recuperables y la utilidad para las privadas fue de unos $us 500 millones. “Elaborar esta información (oficial) me tomó dos semanas porque estaba desagregada”, añadió Medinacelli, quien trabajó en la administración estatal, fue ministro de Hidrocarburos y coordinador de Hidrocarburos de Organización Latinoamericana de Energía (Olade).

De acuerdo con el especialista, la estimación de ingresos por la nacionalización para este año es de $us 800 millones, en tanto que la recaudación estimada por IDH, también para 2012, según datos del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, será superior a los $us 996 millones, o sea Bs 6.934 millones.

En entrevista con este medio el mes pasado, Carlos Villegas, presidente ejecutivo de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), admitió que “un reto fundamental, en que coinciden Gobierno, YPFB y empresas privadas es en la exploración. El país tiene muchas potencialidades hidrocarburíferas, estos años estuvimos concentrados en dar un perfil cualitativamente diferente al sector hidrocarburos y ahora el reto es la exploración y si hay nuevos mercados trabajaremos en ellos”.

El artículo 53 de la Ley de Hidrocarburos 3058, promulgada en 2005 por Hormando Vaca Diez y en plena vigencia, creó el IDH, que se aplica a la producción de hidrocarburos en boca de pozo en todo el territorio nacional y se calcula y paga como regalías.

Un año después sobrevino el proceso de nacionalización de los hidrocarburos con el Decreto 28701, del 1 de mayo de 2006, en la actual administración gubernamental. “Si bien los ingresos del llamado proceso de nacionalización son positivos son relativamente menores a los generados por el IDH”, subrayó Medinacelli.

Sin embargo, destacó que “permitió que el país tenga superávits fiscales y mayor capacidad de gasto. De esta forma, cuando las ventas de gas natural al Brasil se incrementaron, también lo hizo la producción y, de esta forma, la recaudación por IDH fue mayor”.

Carlos Delius, presidente de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía de Bolivia, enfatizó, en su intervención en el “V Congreso de Gas y Energía”, en que se necesita una nueva ley de hidrocarburos para “encontrar más gas para los bolivianos” e instó a las autoridades a crear un escenario jurídico ordenado que atraiga inversiones en exploración.

Por el momento, Total (francesa) y PDVSA (venezolana) exploran para encontrar más reservas de gas y petróleo. Además, de nueve proyectos de perforación que desarrolla la estatal YPFB Chaco, ocho resultaron exitosos y con el mejoramiento de pozos incrementó la producción en seis millones de pies cúbicos por día.

Medinacelli aclaró que es el gas natural el que genera la renta petrolera y no el petróleo; sus derivados, gasolina y diésel, se deben importar con alto costo para el Estado y pérdidas por el contrabando que aprovecha los precios subsidiados en el mercado interno para comerciar estos productos en países vecinos.

Recordó que el proyecto de exportación de gas natural a Brasil estuvo en la agenda de varios gobiernos desde la década del 70 hasta la firma del contrato de compra venta en 1996. Entonces, el precio estimado era de casi un dólar por millón de BTU (unidad calórica para definir el precio) y este año llegó a casi $us 10.

Por el momento, este contrato “permite planificar (hasta el 2019) porque la venta es continua”, enfatizó Medinacelli, mientras que el contrato con Argentina, “que es interrumpible”, marca una alerta para generar otros proyectos “exitosos” y de largo plazo, agregó.

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