miércoles, 22 de agosto de 2012

El sueño de la petroquímica verde son los biopolímeros

Brasil es el mayor productor mundial de biopolímeros, cuya producción emite menos gases de efecto invernadero que los derivados de los hidrocarburos. Pero los “plásticos verdes” obtenidos de la caña de azúcar también tienen su sabor amargo.

La fábrica que marcó el salto en la producción a escala industrial del polietileno verde se instaló en 2010 en el Polo Petroquímico do Sul, ubicado en Triunfo, en el sureño estado de Río Grande do Sul, con una capacidad anual de 200 mil toneladas.

Desarrollado con tecnología de la empresa brasileña Braskem, una de las mayores petroquímicas del mundo, el plástico verde es una resina termoplástica, hecha a partir del abundante etanol que se produce con caña de azúcar en este país.

Braskem, que sigue teniendo en el petróleo su principal materia prima, asegura que el polietileno verde posee las mismas propiedades que su primo petroquímico, pero su diferencia es ambiental.

“El plástico verde captura y fija hasta 2,5 toneladas de gas carbónico de la atmósfera por cada tonelada producida”, dijo el director de químicos renovables de Braskem, Marcelo Nunes.

Además, este material tiene gran versatilidad para aplicaciones en productos de higiene y limpieza, alimenticios, cosméticos y automotores. “Está hecho a partir de una materia prima 100% renovable como la caña de azúcar”, agregó.

Braskem asevera que con la producción de este polietileno y de otros productos de la misma línea sustentable contribuye a reducir más de 750 mil toneladas anuales de dióxido de carbono, lo que equivaldría a plantar y mantener más de cinco millones de árboles cada año.

El próximo paso de la empresa es construir y poner a andar en 2013 su primera fábrica de polipropileno verde, que también emplea etanol.

El polipropileno, que en su versión petroquímica es la segunda resina termoplástica más consumida en el mundo, tendrá las mismas ventajas ambientales que el polietileno, dijo Nunes.

El volumen de producción de plástico verde es poco significativo con relación a la de otras resinas convencionales. Pero, según Nunes, es de gran importancia para Braskem, que “aspira a ser líder mundial en química sostenible para 2020”.

Dulces o amargas, las consecuencias ambientales de los plásticos verdes podrán medirse si en el futuro la caña de azúcar se convierte en la materia prima estrella de la petroquímica brasileña. Por ahora, una industria “sucroquímica” luce lejana.

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